El reencuentro
Qué hermosa está; el blanco siempre
le ha favorecido mucho. Me alegro de que luzca este color en un día tan
especial para nosotros, por más que ninguno supiéramos que íbamos a
reencontrarnos tantos años después. Apenas ha cambiado.
La miro y no puedo evitar pensar que
siempre preferí su rostro al natural, sin maquillaje que enmascarara sus
delicados rasgos. Podría haberme pasado horas admirándolos; de hecho lo hice en
alguna ocasión, aunque nunca se lo dije. Quiero creer que ella me habría dado
gusto de saberlo, que habría lucido su piel juvenil siempre libre de
artificios, pero ¡qué demonios!, es una estupidez. Ella apenas si sabía que yo
existía, mucho menos lo que me gustaba. Sigue ejerciendo un poder hipnótico
sobre mí y la observo con detenimiento, sin atisbo de interés profesional, lo
prometo. Algunos trazos de color animan sus párpados desmayados en un gesto de
tímido consentimiento, sus labios llenos y sensuales que tantos besos dieron y
ninguno a mí, sus mejillas tersas coronando la altiva belleza de gata indomable
de la que siempre hizo gala.
Qué curioso, ahora que por fin
estamos a solas y ella solo me presta atención a mí, no sé qué decirle. Al
parecer no he dejado de ser en su presencia el muchacho tímido y apocado de
otros tiempos, y eso me fastidia bastante. ¿Dónde está la seguridad arrolladora
del doctor de prestigio en que tanto me ha costado convertirme?
La nuestra no podía ser una historia
fácil, por más que yo siempre lo pusiera todo de mi parte. Ser compañeros de
clase y pasar a ser algo más a veces es muy complicado, sobre todo si se tiene
tanta competencia como yo. Intenté ser paciente, no cejar en mi empeño de
conquistarla, esperar una oportunidad que nunca llegó. Para ella no era
suficiente que yo fuera inteligente, educado, solícito a todos sus caprichos,
que sacara las mejores notas. No, porque ella prefería a los chicos que se
saltaban las clases y fumaban a escondidas en los baños, a los que aprobaban
los exámenes comprando las respuestas, a los que la trataban bien solo mientras
querían algo de ella. ¿Es que no se daba cuenta de que merecía mucho más, de
que estaba saboteando su propio futuro? Parece que no, al menos no a tiempo, y
eso es lo que la ha traído hoy hasta mí. Es una retorcida carambola del
destino.
Me gustaría no tener que ponerme la
bata mientras disfrutamos de estos deliciosos momentos de intimidad. Me parece
una grosería imperdonable, pero difícilmente podría justificar el hecho si
apareciera mi ayudante. Ella está adorable incluso con la basta sábana de
algodón cubriéndole hasta los hombros, apoyada la cabeza sobre el taco de
madera que sostiene su nuca.
Quisiera alisar sus cabellos
revueltos, pero no me atrevo a viciar lo espontáneo de su imagen; quisiera
borrar las marcas de agujas en sus brazos, pero creo que tiene derecho a lucir
las señales indelebles de sus decisiones; quisiera cubrir su cuerpo con el mío
para volver a infundirle calor y vida, pero tendría que aceptar que no soy más
que otro trastornado más de los que circulan por ahí.
No, por más que me cueste ni
siquiera voy a besarla antes de hacerle la autopsia.
Julia C. Cambil
Tremendo, Julia. Un texto que respira dolor y ternura. Me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Una persona sensible com tú aprecia muy bien esos matices que pretendía darle al texto :)
Eliminar¡Un beso!
Me ENCANTAN las historias con giros finales tan brutales, originales y bonitos como este. Hay belleza en la tristeza y tú lo sabes plasmar como pocos.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
A mí me encanta tu comentario, Noelia; es de los que te animan a seguir escribiendo. ¡Me alegro mucho de que te haya gustado!
EliminarUn beso y gracias mil :))
Julia que historia tan humana, triste, azarosa y hasta tierna a pesar del dolor de nunca formar parte de su universo como hubiera querido el.
ResponderEliminarMe han encantado esos giros, primero según te voy leyendo me transporto a esa relación tan ansiada y apenas vivida, luego a un encuentro que parecería casual y después programado, pensando en que fuera una cita medica, ya ves mi mente se mueve rápido, pero no tanto como tu ingenio, ja, ja, el final me tomo de sorpresa.
Que pena que fuera tan duro el encuentro, a veces creo que la vida nos muestra estas cosas para alertarnos y decirnos aunque sea dolorosamente, "La próxima vez no seas tan tonto, quizás si te hubieras atrevido a mas no seria este su final" .
O tal vez nos dice, ves como acaban los que prefieren tomarse todo a la ligera, sin responsabilidades, y no se valoran lo suficiente...
Tu historia es una lluvia de emociones encontradas y muy bien llevadas amiga.
Que disfrutes de una semana placentera querida.
Como tantas veces he dicho, querida Harolina, sabes exprimir hasta la última gota de cada relato pera sacarle todo el jugo. Tener una lectora así es un lujo :))
EliminarCiertamente el mensaje del relato, si es que alguien quiere ver más allá de la simple distracción al leer, puede ser variado. Yo percibo al protagonista como alguien muy respetuoso que no quiso forzar las cosas en el pasado para lograr la atención de ella y que no quiere aprovecharse de la circunstancia actual tampoco. Podría hacerle muchos reproches mudos, pero prefiere seguir admirándola como mujer y tratándola de forma correcta como "paciente". Claro que todo eso también puede interpretarse como fruto del carácter apocado de él...
Respecto a ella, no todas las chicas que dan malos pasos en la juventud terminan tan mal, pero claro, la vida no es igual para todos y a unos se les tuerce más que a otros. Lo que está claro es que hizo malas elecciones y que no se valoró lo suficiente.
Estoy feliz por esa lluvia de emociones encontradas que percibes en el texto y porque lo encuentres humano. También, tengo que reconocerlo, porque no me adivinaras las intenciones con el final jajajaja. Creí que me íbais a pillar, la verdad.
Mil graciaspor tu visita, amiga. Ojalá tengas un día genial.
¡Un abrazo!
Hola Julia, este nuevo blog tiene un aire inpactante con breves relatos. Me gusta como juegas con los lectores, te adentras en la psicología de los personajes y descripciones acertadas. Si te digo que adiviné el final...Eso no quita mérito por supuesto. Un abrazo literario.
ResponderEliminarEstaba casi segura de que algunos me íbais a ver las intenciones con el final, Lola, ¡eres una chica lista! :))
EliminarMe alegro de que a pesar de eso no te hayas sentido decepcionada y te haya gustado. La verdad es que siempre me ha interesado la psicología y procuro que mis personajes tengan matices y "comeduras de tarro" que los hagan más entretenidos, je, je.
¡¡Muchas gracias por la visita y un beso enorme!!
Oh Julia, es un relato triste pero a la vez bonito. Mientras me iba imaginando algunas situaciones, pero no ésta. Me ha gustado mucho, siempre escribres sobre temas muy humanos!! Un besito guapa! Feliz miércoles :))
ResponderEliminarQuería decir: mientras leía, me iba imaginando
EliminarMe alegro mucho de que tú pernezcas al grupo de lector@s que no vieron venir el final, María, ¡me hubiera frustrado completamente! jajajaja. Y también me alegro de que aprecies el matiz humano de la historia. Ciertamente no es alegre pero, puestos a elegir, mejor que el último "tratamiento médico" nos lo aplique alguien que nos quiso, no? :))
EliminarUn besito también para ti y muchas gracias por leerme.
Tremendo reencuentro el de tu protagonista con ese amor de juventud . La vida da muchas vueltas y las decisiones equivocadas se acaban pagando y dejando su huella.
ResponderEliminarSiento mucha lástima por ese doctor, y también un poquito de miedo porque ese rechazo de juventud le ha dejado secuelas difíciles de prever.
Un beso muy grande, guapa.
A mí también me da pena el doctor y no me extrañaría nada que anduviera por ahí protagonizando otros relatos mucho más oscuros... ¡Ay esos amores de juventud que tanto marcan, para bien y para mal! :))
EliminarGracias por leer, Paloma. ¡Un beso enorme!
A medida que leía el texto, ha ido mutando mi percepción de lo que intentabas describir. He llegado a maginar a un cirujano plástico deseoso de venganza, pero hasta el final no se me ha torcido el gesto, no por desagrado sino por sorpresa. Lo anterior hubiera sido un acto cruel y retorcido, más propio de un sádico, mientras que la historia real es mucho más humana. Un texto impecable. Abrazos.
ResponderEliminarComo les he dicho a otros lectores, querido Josep, con este relato temía que muchos de vosotros adivinárais el final antes de llegar a él. Me alegra saber que, a pesar de las conjeturas, no ha sido así , je, je. Me tomo como un piropo inmenso el calificativo de "impecable", y mucho más viniendo de ti. ¡Un millón de gracias!
EliminarUn abrazo grande.
Impresionante relato.
ResponderEliminarSuele pasar. Al menos a mí me pasaba en la adolescencia. Yo era muy estudiosita y buena niña, pero me gustaban los malotes ¡Es que eran los más guapos! Así que, sin llegar a los extremos en los que veo que llega la juventud ahora, tenía alguna que otra discusión con mis padres.
Luego, la vida va cambiando, pero claro, muchos trenes se van perdiendo y, muy en el extremo, se encuentran situaciones como las de tu narración. Porque yo también he perdido algún que otro amigo.
Gracias a Dios, y aunque a los diecitantos o veinte no lo veamos, nuestros padres nos van guiando por la buena senda. Y así, ahora, te vas encontrando a compañeros a los que compadeces.
Supongo que la vida es así para todos.
Un besote, Julia.
Pues sí, Macarena, la vida a veces se complica y ya no se puede salir del lío, sobre todo cuando se es joven y se tiene poca experiencia para saber qué te conviene. Para eso están los padres, si es que nos dejamos aconsejar, pero realmente su "trabajo" a veces es muy desagradecido.
EliminarMi colegio no era mixto y como yo hice allí desde el preescolar hasta el C.O.U, no tuve compañeros chicos hasta que entré en la Universidad. Me temo que no tuve ocasión de saber si me gustaban más los malotes o los buenecitos jajajajaja. Menos mal que luego espabilé rápido, porque si no... :P
Un beso enorme también para ti y muchas gracias por venir.
Genial, Julia, me ha encantado. Al principio creía que era un médico que iba a operar a una paciente que conocía y rememoraba recuerdos, luego me ha dado cuenta de la cruda realidad. He pasado de ver al personaje un tanto extraño o con tendencias raras, a sentir compasión por él y por sus recuerdos. Y sobre todo por tener que ser testigo del fin de la vida (que intuimos devastadora) de una persona que fue tanto para él . La verdad es que el final más que impactarme me ha emocionado, él solo siente no la juzga. De los relatos que te he leído es uno de los que más me han gustado.
ResponderEliminar¡Enhorabuena, amiga!
Mil besos y sigue deleitándonos de esta manera con tu escritura.
Jo, Ziortza, no sabes lo que me alegra tu comentario y los ánimos que me da para continuar escribiendo. Con la de relatos que llevo escritos que éste sea uno de los que más te gustan, me llena desatisfacción. ¡Un millón de gracias, guapa!
EliminarEs cierto que mi prota masculino, en contra de lo que pudiera parecer o esperarse dada su profesión, es un tipo corriente, con sus frustraciones de juventud, sus ilusiones truncadas, sus amores platónicos idealizados. La vida vuelve a renunirle con ella en unas circunstancias extrañas, y él no sabe verla como un trabajo más, pero tampoco quiere dejarse llevar por sentimientos que reconoce no son sanos del todo. Supongo que sí, que resulta un conflicto muy humano :))
Un beso enorme y gracias de nuevo, linda.
Qué reencuentro tan triste, tan emotivo, tan bello. El protagonista enternece, sobre todo al final del relato, con sus pensamientos. Ambos protagonistas se van delineando a medida que trascurre la historia, y le das un giro estupendo que sorprende y emociona.
ResponderEliminarMe ha encantado, Julia. Un beso enorme
Muchas gracias, Chari, eres un sol. Lo malo de los giros al final de los relatos es que si no los introduces el lector se queda esperando "algo más", y si los introduces puedes meter la pata por resultar traído a los pelos, incoherente con el resto de la historia, oportunista buscando solo la sorpresa... Bueno, al menos esos son siempre mis miedos. Si en este caso a tí te ha gustado, yo ya me doy por satisfecha.
Eliminar¿Sabes? Me hace mucha ilusión que hayas empleado la palabra "emoción". Simplemente entretener tampoco es que sea fácil, pero llegar a emocionar a quien te lee, es dar un pasito más allá :))
Otro beso tamaño gigante para ti, Chari. Un placer siempre tenerte aquí.
Hola Julia, un retrato profundamente humanista y trenzado con delicadeza en unas bellísimas descripciones físicas. De mitad de relato en adelante, pensaba que iba suceder algo inesperado, pero nunca imaginé un giro final tan bien realizado y que da sentido a todo el texto en su conjunto.
ResponderEliminarUn gran abrazo y enhorabuena por tu creatividad.
Muchas gracias, Miguel, ¡qué cosas tan bonitas dices!
EliminarEl final no estaba decidido de antemano, se me fue perfilando como la única alternativa conforme avanzaba el texto, y tampoco tenía muy claro que fuera bueno. Quizás podría parecer un poco sensacionalista, o incluso previsible para algunos. Si dices que a tí te ha parecido que da sentido al resto de la historia, entonces es que las musas acertaron.
Me encanta que consideres humanista el retrato del médico. Sé que es un poco siniestro y que tiene un trabajo un tanto especial, por eso me alegro de haberlo convertido a tus ojos en un ser humano, con todo lo que ello implica, y no en un mero "personaje rarito" :))
Un gustazo recibir comentarios como el tuyo, compañero. ¡Gracias de nuevo!
Un abrazo enorme y ojalá que tengas un día genial.
Esta vez lo vi venir. Terrible relato, formidable relato.
ResponderEliminarMuy bueno, en definitiva.
Un beso.
Tú eres uno de los lectores, lectora en este caso, que me "pilló" en el final. ¡Chica lista! Pensé que seríais más, así que me doy por contenta.
EliminarEn cualquier caso me alegro mucho de que te haya gustado. Tu comentario es más que generoso y yo, tan feliz :))
¡Muchas gracias, Rosa!
Tremendo Julia y muy impactante, me has hecho pensar en esas decisiones que acaban marcando las vidas.
ResponderEliminarHay tanta ternura en ese revivir de un amor que no fue y que ni siquiera con los años desapareció. Muy triste pero muy tierno.
Besos
Es una combinación bonita de palabras la que usas, Conxita: tierno y triste, tremendo e impactante. Son matices que pudieran parecer contrapuestos, pero como lectora sé que se pueden dar en el mismo texto. Me ha hecho ilusión ser yo la que los merezca con mi historia en esta ocasión. Muchas gracias, guapa, ¡me alegro mucho de que te haya gustado! :))
EliminarUn beso enorme y feliz jueves.
Muy buen relato, Julia. Creo que lo incluiría en la lista de "Lo mejor de Julia Cambil" . No tanto por el final sorpresivo, que me intuía con esa conversación de un médico a "alguien pasivo", pero no te preocupes por ello, también intuí el de El sexto sentido al cuarto de hora de la película. Lo que de verdad me ha impactado es el personaje. Es un ser humano redondo, sus frustraciones, sus sueños rotos, su regodeo en ese momento "íntimo" me ha parecido magistral de una gran madurez como escritora. A través de las letras te has transformado en alguien distinto, alguien que transmite al lector toda su complejidad. Eso es lo que me ha emocionado del relato. Enhorabuena!!
ResponderEliminarQué poco objetiva debo ser con mis propios textos, David. Menos mal que os tengo a vosotros para ayudarme a ver cómo se percibe lo que escribo :) Te digo ésto porque yo en absoluto esperaba comentarios como los que estoy recibiendo ni tenía la historia por especialmente buena. Ha sido una gratísima sorpresa y ahora creo que tendré que "estudiarme" el relato para ver qué he hecho bien :))
EliminarBueno, el caso es que estoy muy satisfecha de que os guste y de que el personaje resulte humano, como han dicho muchos, o redondo, como has dicho tú. A mí siempre me han gustado las personalidades complejas, un poco atormentadas, con su lado oscuro siempre a pique de aflorar. Trataré de centrarme más en eso a partir de ahora al darles vida a mis personajes.
Un millón de gracias por tus palabras, David. Sabes que las valoro muy seriamente. ¡Me has alegrado el día!
Un abrazo fuerte de jueves.
Ya lo creo, ¡estamos que nos salimos! jajajajja. Bueno, al menos y fuera de bromas, tengo claro que intentamos superarnos, ¿verdad? :))
ResponderEliminarMe alegro de haberte podido sorprender. Con tu imaginación no es tarea fácil.
¡Gracias por leerme, tocayo!
Ja, ja, yo también me olí el final de "El sexto sentido" hacia la mitad.
ResponderEliminarEso no vale, ¡¡tenéis demasiada imaginación!! jajajajjaa.
EliminarEn un principio pensé que era una operación de cirugía estética,... pero como siempre tus finales son impredicibles. Moraleja,... los chicos buenos, aunque algo aburridos aportan mejoras significativas en la vida... ;)
ResponderEliminarBuen fin de semana!
Creo que sí, Norte, porque una cosa es lo que nos gusta y otra lo que nos conviene. La cuestión es tener la cabeza lo suficientemente bien amueblada como para darse cuenta y aceptarlo. Me alegro de que el final te haya pillado por sorpresa :))
Eliminar¡Un abrazo!
Brutal relato, me ha encantado la prosa, Julia. Una pena que a veces nuestras decisiones nos hagan coincidir con las personas equivocadas, más cuando tenemos delante de nuestras narices a quienes nos valoran realmente.
ResponderEliminarUn besazo.
Muchas gracias, Sofía, me alegro mucho de que te haya gustado :))
EliminarLa vida entera está llena de decisiones, unas más importantes que otras, y seguro que en más de una nos vamos a equivocar. Supongo que es cuestión de tener un poco de suerte y un poco de cabeza a la hora de ir eligiendo...
Otro beso grande para ti, ¡que tengas feliz miércoles! :))
Directo al corazón, una declaración de amor tan preciosista como macabra. Dos corazones rotos y el destino que golpea sin piedad. Muy bueno!
ResponderEliminarAbrazo!
Debo decir, Miguel Ángel, que si piensas eso del relato, tu comentario está a la altura :)) Me ha encantado, y bien podría ser la presentación del mismo relato. ¡Un millón de gracias!
EliminarUn abrazo enorme y feliz miércoles.
Nos despistaste a todos con ese final tremendo. Bien forjado el relato y el clima, con ese giro de tuerca en el último renglón que es como un mazazo inesperado.
ResponderEliminar¡Me gustó mucho, Julia!
Besos.
Cuánto me alegro de que te haya gustado, Mirella. No siempre el final de los relatos ha de ser una inesperada sorpresa, pero en este caso sí lo buscaba y me alegro de haberlo conseguido según tu opinión. Un millón de gracias por venir a leer :))
Eliminar¡Un beso grande de miércoles!
Bueníiiiiisimo!!!!!! Lo que parecía una mera operación sin tener claro en un principio quier sujetaría el bisturí giró de golpe!
ResponderEliminarUna historia creible con un increible final.
Un abrazo enorme.
Muchas gracias, David, estoy feliz con tu entusiasmo :)) No sé porqué pensé que la mayoría de vosotros veríais venir el final, pero parece que no. Serán cosas del miedo escénico antes de darle a "publicar".
EliminarOtro abrazo grande para ti, ¡que tengas buen miércoles!