Durmiendo sola
Llevó
a cabo el consabido ritual nocturno: puertas y contraventanas bien cerradas,
luces apagadas y una última ojeada a la oscuridad más allá del jardín. No era
una mujer asustadiza, pero desde que se habían mudado a aquella casa
“tranquila” en mitad del campo no se acostumbraba a dormir sola. Hablaría con Andrés
acerca de comprar un perro ahora que tenían sitio de sobra.
Horas
después algo indefinido interrumpió su sueño y con ojos somnolientos entrevió la
figura de su marido recortada en el dintel de la puerta; ya había vuelto de
trabajar. Le dedicó un saludo con voz pastosa, le preguntó qué tal había ido el
turno sin esperar realmente una respuesta y se volvió para dejar libre su lado
de la cama. Él la abrazó. Su cuerpo estaba helado y ella, conmovida, se
acurrucó más contra él para darle calor.
Despertó
por segunda vez cuando el aroma familiar del café recién hecho inundó sus fosas
nasales. Estaba entrada la mañana y Andrés trajinaba en la cocina.
-
¡Buenos días, dormilona! Acabo de llegar, he tenido que sustituir a un
compañero y me tocó hacer unas horas extra. ¿Tostadas también para ti?
Teresa
se obligó a sonreír, pero el escalofrío de su espalda casi la parte en dos.
Comprarían ese perro costase lo que costase…
Julia
C. Cambil
Bueeeenooo, tampoco están mal según qué sobresaltos. No parece que le fuera muy mal con el visitante nocturno. Pero sí, que se compre el perro, no le vaya a cambiar la suerte o a ir demasiado bien.
ResponderEliminarJa, ja. Genial, Julia.
Un beso.
Jajajaja qué malilla eres, Rosa. Fíjate que esa posibilidad nunca se me hubiera ocurrido y la verdad es que daría para una segunda parte. Miedo? Nooooo, un amante "diferente" y un golpe de suerte :)
EliminarMe alegro de que te haya gustado, ¡muchas gracias!
Besos de jueves.
Qué buen final, Julia! Inesperado e inquietante. Me ha encantado 😉
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Marta! Yo me imaginaba la situación y me moría del miedo, pero no sabía si lograría transmitiros esa desazón.
EliminarUn gusto siempre tenerte por aquí :)
¡Qué bueno Julia!
ResponderEliminarAunque yo que Teresa me pensaba en comprar el perro; capaz también el animal de meterse en la cama, y al final la habitación acabaría como el camarote de los Hermanos Marx ja,ja,ja. Te recomiendo una peli por si no la has visto: 'Dobles parejas'.
Un gran abrazo.
Ay Miguel, que a mí el terror no se me da bien y al final consigo que hasta os riais jajajaja. Y no lo digo en broma, que ya me ha pasado más veces. Bueno, el caso es que os entretengáis un ratito cuando venís a leer :)
EliminarMe apunto la peli, lo mismo me inspira una segunda parte con perro incluído jajajaja.
Mil gracias por pasarte, ¡un abrazo grande de vuelta!
Me muerooooo. Me muero, me muero, me muero si me pasa eso ¿Un escalofrío? Un desmayo es lo que me hubiese ocurrido a mí.
ResponderEliminarEl caso es que yo he pensado "¡Qué tempranero es Andrés!" Lo que no intuía era ese final tan inesperado, aunque ahora que lo pienso ¿Para qué quiere nadie entrar en una casa y acostarse un rato en una cama que no es suya y luego irse? Tienes unas cosas, Julia, jjjjjjjj Yo también creo que hay que comprar el perro ¡Ya!
Un besito
Holitas, Macarena :)
EliminarEstá claro que cuando escribimos, queramos o no, siempre volcamos un poco de nuestra realidad en los relatos. Mi marido, por su trabajo y según el turno, hay días que llega a casa por la mañana muy temprano y se mete en la cama sin decir nada para no despertarme. A veces lo noto y a veces no hasta que me despierto más tarde. Ya ves, a mí que tampoco tengo perro me podría pasar lo que a Teresa fácilmente jajajaja.
Bromas aparte, la situación me da bastante miedo (cómo si no podría haber inventado el relato?). Yo también me hubiera desmayado en plena cocina al ver a Andrés. Respecto a las intenciones del "intruso", no sé, quizás vino a por un poco de calor humano ahora que está muerto... :P
Muchas gracias por venir, guapa. ¡Besitos también para ti!
Julia, ¡Hay que comprar el perro Ya!
Eliminar¡Oh, Julia! Has conseguido que el escalofrío me dé a mi también al leer ese giro final. Me ha gustado mucho, tienes una capacidad de transmitir que engancha.
ResponderEliminarUn besito.
Muchas gracias, Noelia, tu comentario me deja más que contenta :) Creí que me adivninaríais las intenciones con el final, pero parece que no. ¡Bien!
EliminarBesitos también para ti.
Mejor sola que mal acompañada. Quién era ese visitante nocturno?? Muy buen relato con un giro sorprendente.
ResponderEliminarAbrazo, Julia!
Hola, Federico, ¡cuánto tiempo! Un gusto tenerte por aquí :)
EliminarMe alegro de que te haya gustado el micro. Yo también estoy de acuerdo, mejor sola que mal acompañada. A saber de dónde salió el visitante y si tiene intenciones de volver con su fría presencia...
¡Un abrazo enorme también para ti!
Uy!! No quisiera decirlo, pero: me ha pasado: tal cual cuando recien me casé. Qué miedo Julia!!
ResponderEliminar!Me encantó! Abrazo fuerte :)
No me digas, Diana, ¡menuda experiencia! Me alegro de que estés aquí, sana y salva después de semejante visita.
EliminarMuchas gracias por venir, estoy feliz de que te haya gustado el micro.
¡Un abrazo y feliz finde!
Sabes unacosa Julis?,... nos vamos conociendo jajaja. Creo que desde que leí ese "en mitad del campo no se acostumbraba a dormir sola" supuse lo que podría ocurrir. Me ha encantado ;)
ResponderEliminarEn este tipo de relatos siempre temo que se me vean las intenciones y mira, mis peores miedos se han hecho realidad contigo jajajaja. Pues sí, Norte, poco a poco nos vamos "cogiendo el aire". Creo que eso también es bonito, aunque se me fastidien las sorpresas. Tendré que esforzarme más ;)
Eliminar¡Muchas gracias por venir!
Julia muy bueno el micro, entretenido y al final medio espeluznante, ja, ja.
ResponderEliminarBueno no creo que el perro haga mucho, solo ladrar al sentir llegar al intruso que con lo frio que estaba debe de ser un fantasma muy triste y solitario, viviendo en su vieja casa sin poder acabar de irse al mas allá.
Me parece que da para una segunda parte querida. Abrazos.
Muchas gracias, Harolina, ¡me alegro de que te haya gustado!
EliminarNo sé si existen los perros con poderes extrasensoriales y dotes de médiums, pero el caso es que solo uno así podría servir de algo. Otra solución es que el fantasma sea alérgico al pelo de perro y no vuelva jajajaja.
Siempre es un placer contar con tu presencia y buen humor en este sitio, amiga. ¡Un gran abrazo!
P.D: pensaré en la segunda parte que sugieres y a ver si las musas están de buen humor :))
De pronto, en medio de tanta soledad nocturna, Teresa puede hacer una buena acción: entibiar cuerpos helados que vaya a saber de dónde vienen...
ResponderEliminarMuy bueno, Julia, breve y contundente.
Un abrazo.
Muchas gracias, Mirella. Al principio no me gustaba escribir microrrelatos, me faltaban muchas letras para contar la historia. Ahora los utilizo como un ejercicio de síntesis y creo que les he tomado el gusto. Saber que te ha gustado me pone muy contenta :)
Eliminar¡Un abrazo grande!
Jolín, no mola tener un acompañante de cama que no inspira precisamente tranquilidad. Por lo menos ella salió indemne de esa cohabitación indeseada, jeje. Pero quién sabe si siempre será así. Y no sé si un perro será capaz de ahuyentar ese tipo de visitas.
ResponderEliminarUna escena propia de una novela o película de terror. Y qué bien descrita. Se te da muy bien cualquier género. Eres una todoterreno.
Un abrazo.
P.D.- Otra cosa que me llama poderosamente la atención es que, en menos de 24 horas de haber publicado este relato, ya hayas recibido tantos comentarios. Tienes un club de fans que ya quisiera para mí, jajaja.
Ainssss muchas gracias, Josep, valoro mucho tu opinión. Yo duermo sola muchas noches y confieso que algo de "reparo" sí que me da. A veces, por más que trato de evitarlo, se me vienen a la cabeza cosas como ésta y más de una vez he escrito relatos basados en mis miedos imaginarios. Ya que lo paso mal, por lo menos que me sirvan de inspiración jajajjaa.
EliminarLo de los comentarios ha sido casualidad, a veces pasa más tiempo y no viene nadie hasta más tarde. De todas formas es verdad que hace ilusión cuando recibes visitas pronto a lo recién publicado :)
¡Un abrazo también para ti!
Pues sí, ha sido un final de esos de catapum. Para no darsete bien el terror esta bastante bien, sorpresa incluida. Me gusta esta nueva caseta terrorífica.
ResponderEliminarAbrazos.
Estoy contenta de que solo uno o dos lectores me hayan adivinado las intenciones con la sorpresa del final. Si tú estás entre los que no lo esperaban, ¡genial! :))
EliminarMuchas gracias por la visita, Jonh. Sabes que eres muy bien recibido a cualquier caseta que yo pueda montar.
¡¡Abrazos también para ti!!
Solo un perro? Vaya angustia no saber con quién has dormido.
ResponderEliminarMuy bueno Julia, consigues que te quede un desasosiego ...
Besos
Con quien o con qué, Conxita, porque en mis peores fantasías no es una persona... por lo menos no una del mundo de los vivos.
EliminarMe alegro de que te haya gustado, ¡muchas gracias! No sabes lo bien que me sienta tu desasosiego :))
¡Un beso grande!
Menudo espabilado el intruso! En vez de robar prefirió la calor de la Tere. No hay color! :)
ResponderEliminarDicho así, Miguel Ángel, el cuento cambia mucho de registro jajajaja. Pues sí, intruso al uso, valga la rima, o fantasma de otro mundo, era espabilado :)
Eliminar¡Gracias por venir!
Madre mía, a saber quién se acostó con ella esa noche. Es para comprar un perro y contratar a varias empresas de seguridad privada. Si es que tanta tranquilidad no puede ser buena. Donde esté el follón de una buena comunidad de vecinos, cotillas a ser posible, que se quite el ambiente bucólico de una casa apartada.
ResponderEliminarBuen relato, Julia, me has dejado con la piel de gallina.
Besos.
Totalmente de acuerdo contigo, Paloma: a mí que me dejen de casas alejadas del mundanal ruido y rodeadas de natutaleza y soledad :)) Respecto a la identidad del visitante, no sé si vivirán lo suficiente en esa casa como para que Teresa lo averigüe, ¡yo saldría pitando con o sin perro! jajajaa.
EliminarMuchas gracias, guapa, ¡me alegro de que te haya gustado!
Un beso y feliz comienzo de semana.
Buenooo, ¿y así nos dejas? Qué poca piedad nos tienes, Julita ;-)
ResponderEliminarMe encanta la habilidad que tienes para concentrar "lo que sea" en pocas líneas.
Cuando lo del olor a café, pensé que muy madrugador había sido él, siendo que se había acostado tarde, pero no esperaba eso ¡ni de lejos!
Un besazo
Me he esforzado mucho para que el final fuera del todo inesperado, así que ya imaginarás lo contenta que me deja tu comentario, y conste que no con todos los lectores lo he logrado, ein?? :))
EliminarSí, si, yo creo que os dejo así, querida Chelo, porque cualquier opción que imaginéis vosotros siempre será la que más miedo os dé. ¡Es perfecto y no me cuesta esfuerzo ninguno! jajajaja. Soy mala, ya lo sabes.
Un beso enorme, guapa, y que tengas una semana genial.
¿Cómo no iba a sentir un escalofrío en la espalda?, a más de una le hubiese dado un infarto.
ResponderEliminarMe gustan los finales inesperados, hacen que te bulla el cerebro y la imaginación.
Me ha encantado, Julia y espero que continúes esta historia. ¿Quién será ese helado visitante?
Un abrazo :)
A mí misma me hubiese dado ese infarto, Carmen. Menos mal que es solo un cuento :))
EliminarMuchas gracias, me alegro mucho de que te haya gustado. Veremos si las musas me susurran algo sobre la identidad del "helado visitante", como tú tan acertadamente lo llamas, y hay segunda parte.
¡Un abrazo grande!
Voy a suponer que Teresa en sus primeras horas de sueño le resultó fácil confundir a la helada figura de ¿un fantasma por el de su marido?, jaja. Desde luego el susto que debió sentir al ver a Andrés recién llegado en la mañana fue tremendo. Quizás no sea suficiente en adquirir solo un perro.
ResponderEliminarCorto relato en el que esbozaste una historia de terror bien desmenuzada, amiga.
¡Muy bueno!!
Un abrazo enorme, querida Julia.)
¡Holitas, Mila!
EliminarEste relato, como supongo sucede siempre, tiene una parte de experiencia propia (solo una parte). Yo no he tenido visitantes nocturnos "extraños", afortunadamente, pero sí he sentido el cuerpo helado de mi marido en la madrugada cuando volvía de trabajar y yo estaba dormida. ¿De dónde crees que salió la idea? jajajajjaa. Sí, me imagino que el susto de Teresa, al comprobar la verdad, fue como para comprarse una docena de perros al menos :P
Mil gracias por venir, preciosa, ¡me alegro mucho de que te haya gustado!
Besitos a montones para ti.
!Que horror, no me esperaba ese final espeluznante!
ResponderEliminarEstaría dentro de una pesadilla? O en realidad fue un fantasma? Sea por lo que fuera, sera mejor que consiga no un perro sino dos. Genial historia.
Abrazo!
Yo espero que sea una pesadilla, Yessy, porque de lo contrario no hay perro que pueda garantizar su tranquilidad.
EliminarMuchas gracias, ¡me alegro de que te haya gustado!
Un abrazo enorme también para ti :)