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Mostrando entradas de abril, 2019

El periodista

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Es un brillante periodista de investigación con muchos y prestigiosos premios a sus espaldas. No puede decirse que ninguno de ellos le haya salido gratis porque, en el camino hacia el éxito, ha echado a perder su matrimonio, ha extraviado el cariño de sus hijos y, en lugar de amigos, tiene confidentes. Es el precio que se paga por anteponer el interés profesional a todo y a todos. Se ha quedado solo, aunque nunca lo ha lamentado hasta ahora. Su última aventura ha sido infiltrarse en una clínica de desintoxicación donde, según su fuente, están muriendo internos con una pasmosa impunidad y frecuencia. Las circunstancias son inquietantes, sin lógica, y la dirección del Centro, lejos de tratar de clarificarlas, echa tierra sobre el asunto tan deprisa y tan eficazmente que ni la prensa ha llegado a hacerse eco. Pacientes importantes, una reputación que preservar, mutismo total. Él, desde luego, no hubiera sabido de los terribles sucesos si no llega a ser por el informante. Azuzad

La ciber cita II

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Para leer la primera parte pincha  aquí Cualquiera en la oficina diría que ha sido un viernes de trabajo duro, pero como Camila es becaria y no le pagan, no tiene derecho a llamar trabajo lo que hace. Así pues ha sido un viernes duro, a secas. Está cansada y solo falta un minuto para las tres, su hora de salida; por fin puede echarle una miradita al móvil. En cuanto enciende la pantalla los ojos se le abren de espanto y las cejas casi le llegan a la raíz del pelo: ¡Horror! Tiene trece mensajes de Cristina repitiendo lo mismo cada dos minutos,   más o menos: “Nena la he cagado, ¡¡mucho, mucho!!” Sin duda es una emergencia, así que recoge sus bártulos y sale del despacho con la gabardina a medio poner y el bolso colgado de cualquier manera. Lo lleva tan atestado de cosas que encontrar el bono del bus para volver a casa le cuesta un rato. Por el camino cae en la cuenta de que no le ha contestado a su amiga, pero confía en que funcionen los poderes telepáticos que no tiene:

La ciber cita

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Duda sobre si contárselo a su amiga. Más que las críticas, teme la burla. Pero es tan fuerte lo que le ha pasado…  Cristina se mira de perfil frente al espejo. Su abdomen plano, el trasero respingón y ese sostén tipo “balconet” que le aumenta una talla y le hace “canalillo” de vértigo, componen una imagen de su cuerpo curvosa, exuberante. No es una chica muy segura de sí misma, pero hoy le gusta lo que ve. Pasa con delicadeza los dedos por la parte anterior de su tanga de encaje, admirándolo (le ha costado una pequeña fortuna) y termina de abrochar el liguero. Se gira noventa grados. De niña odiaba sus piernas larguiruchas y escuálidas, pero a los veinticinco puede olvidarse de eso. Sus muslos se han revestido graciosamente de la grasa justa y son torneados, fuertes, de piel tersa. Más abajo pasa revista a sus   rodillas bien alineadas, a las pantorrillas ejercitadas por el deporte, a unos tobillos finos. Ha dudado sobre qué tipo de medias utilizar, pero cuando compró el lig