El periodista
Es
un brillante periodista de investigación con muchos y prestigiosos premios a
sus espaldas. No puede decirse que ninguno de ellos le haya salido gratis
porque, en el camino hacia el éxito, ha echado a perder su matrimonio, ha extraviado
el cariño de sus hijos y, en lugar de amigos, tiene confidentes. Es el precio
que se paga por anteponer el interés profesional a todo y a todos. Se ha
quedado solo, aunque nunca lo ha lamentado hasta ahora.
Su
última aventura ha sido infiltrarse en una clínica de desintoxicación donde,
según su fuente, están muriendo internos con una pasmosa impunidad y frecuencia.
Las circunstancias son inquietantes, sin lógica, y la dirección del Centro,
lejos de tratar de clarificarlas, echa tierra sobre el asunto tan deprisa y tan
eficazmente que ni la prensa ha llegado a hacerse eco. Pacientes importantes,
una reputación que preservar, mutismo total. Él, desde luego, no hubiera sabido
de los terribles sucesos si no llega a ser por el informante. Azuzado por el
deseo de esclarecer el misterio no tiene dudas: hay una historia que contar y
lo hará.
Uno
de los residentes cayó desde la azotea, directo al patio, cuando el acceso a
ésta era supuestamente imposible para los internos. Otros dos murieron de sobredosis
a punto de ser dados de alta; lo raro es que la sobredosis fue de heroína
cuando ellos eran cocainómanos. A otro más se lo encontraron con los sesos
esparcidos por la almohada, presumiblemente a causa de un disparo, sin que
nadie hubiera oído nada ni se hubiera encontrado el arma homicida. Increíble. Y
el último se había quedado literalmente frito en la máquina de electroshock. Lo
curioso es que no tenía prescrito ese tratamiento, por no añadir que el aparato
estaba bajo llave y que ninguna cerradura había sido forzada. En fin, todo muy
macabro y muy extraño.
A
Edgar no le cuesta demasiado hacerse pasar por adicto. Su aspecto de por sí
desaliñado (siempre tiene en mente algo más interesante y apremiante que el
propio aseo) y los frecuentes coqueteos con sustancias poco ortodoxas a lo
largo de su vida, le facilitan el trabajo de “mimetizarse” con el entorno. De
todas formas está bien asesorado por su contacto dentro del Centro, el
psiquiatra que le ha confiado toda la historia y que está a cargo de las
admisiones. Ha entrado por la puerta grande, como suele decirse, con un
supuesto historial de abusos para sustancias psicotrópicas que deja en pañales
a cualquiera de sus futuros compañeros de fatigas.
─¿En serio es
necesario cargar tanto las tintas? ─Le preguntó al doctor Dearma enarcando las
cejas estupefacto mientras leía su propio historial.
─Si quiere hacer esto tiene que confiar en mí,
Sr. Collado. Para saltarse la lista de espera su caso tiene que parecer
extremo. Es más, lo voy a adornar con tendencia incipiente a la piromanía.
─Lo que usted diga,
pero cuando le entreviste para el libro dejará muy claro que el historial solo
era una tapadera, ¿me oye?
─Sí, sí, descuide. Me la estoy jugando para darle la historia de su vida
y por el bien de los pacientes. Termine de firmar los papeles y salga. Le espera
una suite de lujo asistida por dos amables celadores. ─Un inquietante brillo ambarino
adornó los ojos del doctor por un instante; Edgar ya le daba la espalda y no
pudo advertirlo.
Ha pasado una semana y no ha averiguado absolutamente nada.
Realmente pareciera que los internos y el personal no tengan ni idea de lo que
les habla cuando intenta sonsacarles. ¿Están todos en el ajo o qué? Por su
parte a él cada vez le cuesta más fingir que se traga las pastillas; lo vigilan
de cerca. Y está harto de asistir a tediosas reuniones para flipados, de oír
tragedias familiares y traumas de culebrón en las terapias, de vivir entre
cuatro paredes sin intimidad, de que lo miren como a un loco de atar. Dimite.
Solicita hablar con el psiquiatra, con su contacto, y
aunque se muestran reticentes al principio, finalmente acceden. Al otro lado de
la mesa hay un tipo que no conoce de nada, debe de haber algún error. O no. Él
aún no sabe que el doctor Dearma se ha jubilado y que ya no volverá a verle.
─No tiene
de qué preocuparse, puede hablar conmigo con total confianza. Ahora soy su
médico y estoy aquí para ayudarle.
Solo que no le ayuda. Cuando escucha su absurda historia,
visiblemente angustiado el narrador, inconexo su discurso, el doctor escribe “cosas”
con pulso firme en su ya abultada historia. Es obvio que la medicación no está
funcionando, los delirios del paciente son muy elaborados y su desconexión con
la realidad, patente. La estancia se prevé larga.
Después de algunos meses el doctor Dearma siente su
conciencia relajarse. No le pesan tanto sus actos ni le asaltan ya los molestos
remordimientos. Vivir en el extranjero, lejos de todo, actúa como un bálsamo.
“El tiempo todo lo cura”, le dijeron cuando se suicidó
su hijo, y ahora piensa con ironía que no deja de ser una gran verdad. Estuvo seguro
de que no podría seguir adelante cuando aquellos asquerosos artículos sobre
pederastia malograron el futuro de su muchacho, pero pudo. Siguió adelante
hasta ver su venganza consumada. La cuenta está saldada y él puede descansar al
fin.
Julia C. Cambil
Hola Julia.
ResponderEliminarQué ueno, como siempre. La verdad es qu ela venganza servida en plato fríose disfrutsa el doble, o al menos eso dicen, y en este caso el doctor pudo saciar su sed de venganza, que no hay nada que duela como los hijos.
Me ha encantado, la escena del delator brillo ambarino en los ojos del doctor me ha encantado.
Muy feliz tarde.
¡¡Muchas gracias, Gemma!! Eso dicen de la venganza, y también que al final consume al que se deja llevar por sus deseos de ella. Habría que preguntarle al doctor Dearma si al fin descansa en paz :)
EliminarMe alegro de que no te pasara desapercibido el brillo malévolo del doctor, era una pista para dejaros intrigados jajaja.
Un beso grande y también feliz tarde para ti :)
Julia, ayer te mandé un email para que me envíes tus datos y poder enviarte yo los regalotos del sorteo. ¿Lo has recibido?
EliminarPor cierto, no vuelvo a comentar desde el móvil, qué mal, madre mía.
Un abrazo.
Esa clínica de desintoxicación es la casa de los horrores y tu fuerza narrativa maravillosa, llevas al lector como quieres y adonde quieres. Creas el escenario, el personaje de Edgar perfectamente dibujado, vas dosificando, lo justo, y cuando nos tienes ya entregados te sacas ese as de la manga y ¡zas!, todo la la vuelta y nos quedamos atrapados .
ResponderEliminarPara quitarse el sombrero.
Jo María Pilar, ¡voy a enmarcar tu comentario! Un millón de gracias, la verdad es que acabas de subir mi autoestima varios puntos. Tenía miedo de que el relato resultara previsible, lo que me pasa con frecuencia, y creo que es que tiendo a pensar que los lectores tenéis en la cabeza exactamente lo mismo que yo. Me alegra comprobar que no es así :))
EliminarUn abrazo enorme y muchas gracias de nuevo.
Muy buena historia Julia, ay la venganza...qué tremenda es. Me pareció raro, temí lo peor cuando vi que el médico no era el mismo con el cual había arreglado todo para entrar en la clínica. Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo querida Julia.
Ya lo creo que era raro, Miry, y bastante perverso dejarle allí a su suerte, pero así son las venganzas que se preparan a fuego lento :))
EliminarMuchas gracias, me encanta que te haya gustado.
¡Un abrazo y feliz tarde, guapa!
Hola, Julia: terrible historia. La ficción no alcanza a convencernos y nos aterran las posibilidades de estos sucesos como si nos tocaran de cerca.Mérito de la escritora, que ha elaborado muy bien la trama y los personajes. Un abrazo.
ResponderEliminarLo siento si te he hecho sentir desazón, Beba, pero estoy muy contenta por lo que ello significa: has sido partícipe de esa necesidad de venganza terrible por un lado y del desamparo del periodista por otro. Muy agradecida y satisfecha con tu comentario, eres muy amable :))
Eliminar¡Un abrazo y buena tarde!
Buenísima descripción de los hechos, nuevamente me introduces en las entrañas del suspense que poco a poco vas desvelando detalles pero ni aún así, hasta el final no pude adivinar que se trataba de una venganza. Con la descripción primera del periodista ya pones antecedentes, pero en cada párrafo la curiosidad por saber el desenlace va en aumento. Al doctor Dearma le pusiste un papel bien trabajado por tu parte. Lo que hace perder a un hijo en semejantes circunstancias, y como el amor de un padre (mentalmente sano o no,) siente alivio de saber al culpable tomando la peor de las medicinas, nunca mejor dicho. Al final se entiende todo, hasta que el periodista lamente estar solo por anteponer el éxito al amor de los suyos.
ResponderEliminarTodo adquiere lógica en el relato, que bien podría ser argumento para una película. Te quedó creíble y fantástico, Julia. Me gustan las historias de suspense, y es evidente que sabes manejarte dentro de ellas.
¡Un abrazo enorme, querida!
Ainssss querida Mila, ¡¡un millón de gracias por tu comentario!! No sabes cómo me alegro de haber podido hacer interesante el relato para ti. La verdad es que no tenía el argumento decidido del todo cuando empecé a escribirlo y fue surgiendo poco a poco. Es una historia bastante tétrica y, sinceramente, pensé que no sería muy de tu estilo, pero me alegro infinito de haberme equivocado. Como suele decirse todos tenemos muchas facetas y aunque en tí predomine la luminosa, también tienes tus rinconcitos oscuros para este tipo de tramas :))
EliminarEs cierto que por los hijos se hace cualquier cosa y que las afrentas que se les hacen a ellos se perdonan peor que las propias. Sin duda la destrucción de su hijo fue algo imposible de dejar sin "castigo" para el doctor, que quedó trastornado... o quizás no.
Me ha encantado la idea de la película pero me temo que Hollywood no estará interesada. En cualquier caso eres un cielo por decirlo <3
¡Un besazo, linda!
Siempre creas una tensión, Julia, que me lleva a querer desvelar el misterio impacientemente. Pese a que no se trata de relatos extensos, es como si quisiera acabar con la agonía del nudo porque no puedo esperar tantas líneas al desenlace. Pero, a la vez, voy leyendo poco a poco cada una de tus líneas, saboreando y viviendo cada uno de los sentimientos, de las descripciones,... ¡Ains qué me gusta!
ResponderEliminarMe siento tan identificada con la descripción de "El periodista". Cuando alguien me dice que va a estudiar periodismo, me echo a temblar porque, aunque yo he tenido la suerte de tener un trabajo "cómodo" y una pareja que trabaja "en el mismo cotarro", sí que es cierto que hay temporadas en las que el trabajo te absorbe. Y sí, muchos de mis compañeros han acabado como has descrito.
Por otra parte,... la pederastia, la venganza, el periodismo de investigación,... Sabes traer a la ficción temas de actualidad y eso me gusta porque me resulta familiar.
Un besazo.
Qué suerte estoy teniendo esta tarde, Macarena. Me estáis haciendo unos comentarios tan buenos y tan generosos que raro será que no coja un par de tallas (y te aseguro que después de las torrijas de Semana Santa no es lo que necesito precisamente jajaja). Un millón de gracias, guapa.
EliminarLa verdad es que yo no soy consciente de ninguna de las "virtudes" que me atribuyes a la hora de escribir, pero me encanta lo que me dices. Escribo de la única manera que sé, como mejor creo que quedará la historia o como a mí me gustaría leerla. No le encuentro mérito porque tampoco sabría hacerlo de otro modo :))
Yo te veo muy centrada, muy sensata, satisfecha con tu vida y con una familia estupenda con la que estás muy compenetrada. Creo que estás totalmente a salvo de acabar como mi prota, pero entiendo lo que dices. Que el trabajo que uno desempeña le guste mucho puede ser una bendición o una maldición...
Siempre es un placer recibirte en mi casita, ya lo sabes :))
¡Un besazo!
Qué historia tan chula..De las que me gustan a mi.
ResponderEliminarBesos
Me alegro mucho, Aydita, ¡gracias por pasarte a leer! :)
EliminarUn beso de jueves.
Un relato excelente y lleno de suspense. Me encantan estas historias de trazos psicológicos, Julia y esta la has bordado. La verdad es que me pregunto quién gana con la venganza. La conciencia, si se tiene, es un juez que no abandona y puede hacer de la vida una auténtica pesadilla. El periodista acabó atrapado en las redes de su codicia al anteponer su carrera a su vida personal pero vive inconsciente de saber el verdadero motivo de esa encerrona, lo que quiere decir que la conciencia no le mortifica. Lo más sencillo y simple es dejar que la vida, el Universo ponga las cosas en su sitio, pero si el psiquiatra hubiera dejado que fuera así nos habríamos perdido tu bien elaborada historia jaja.
ResponderEliminarMe ha encantado, Julia.
Un fuerte y cariñoso abrazo querida amiga.
Totalmente de acuerdo contigo, Marina: nuestra conciencia puede ser más implacable que cualquier juez que nos juzgara (si se tiene, como bien apuntas). Yo no creo que el psiquiatra fuera una mala persona antes del suceso de su hijo, pero una cosa como ésa puede desquiciar al más pintado. Está por ver si la supuesta paz que le otorga su vengaza es duradera...
EliminarY respecto al periodista, creo que va a tener tiempo de meditar durante su estancia en la clínica. Igual recapacita y cuando salga es un hombre nuevo (yo soy optimista por naturaleza jajajaja).
Un millón de gracias por haber venido hasta aquí y por tu comentario, me siento muy honrada de que te haya gustado.
¡Besos de jueves a montones y feliz día!
¡Enhorabuena Julia!
ResponderEliminarHas escrito un poderoso relato que perfectamente podría servir como base para crear un excelente guión de una buena película de suspense.
Tenemos trama circular, personajes estructurados, y la sorpresa de la venganza.
Mis respetos. Un fuerte abrazo escritora.
Ainssss Miguel, qué puedo decir? Desde luego tus palabras son música celestial para mis modestos oidos de escritora aficionada. Viniendo de tí, que sabes tanto del tema, es mucho más que un simple cumplido. Ea, ya me has dejado tan contenta para todo el día :))
EliminarUn millón de gracias, un placer siempre tenerte por aquí.
¡Un fuerte abrazo!
¿Julia pero de que lado estás? Ja, ja.
ResponderEliminarPobre periodista adicto al trabajo, creo que por este último trabajo, perderá lo poco que le pueda quedar, pagará con creces ¡El precio de la fama!
Si que te has vuelto una especialista en tramas de suspenso, estaba ya angustiada pensando que el periodista correría la mala suerte del olvido de su contacto, esa mirada fue delatora, pero jamás se me ocurrió pensar en los motivos reales, pensé que el Dr. estaba simplemente loco y lo volvería loco también.
Sabes según te leía en la entrevista con el Dr. Dearma, antes de firmar, me acordé de una pelicula de Nicolas Cage y John Travolta donde se intercambian los rostros, se llama "Face/Off " ("Cara a cara", y me encanta), y cuando el periodista insistía en que todo el historial era solo una tapadera, me dije, pobre, no saldrá de ahí cuerdo, ni con vida.
Estuviste genial al mantenernos despistados de la situación real.
Agregaré que si el hijo era un enfermo, la actitud del padre tambien demuestra enfermedad, por mucho que se quiera a un hijo ( tengo tres y los amo), jamás se podría justificar el verdadero daño que este causa, y menos a los niños, y peor aún preparar una macabra venganza para justificarlo aún más.
Lo mejor de tu relato, que en realidad resulta ser lo peor, es que bien podría ser verídico, estos casos lamentablemente se dan.
Bravo por tu hacer letras con tanta genialidad querida. Intrigas, inquietas y sorprendes.
Abrazos y linda noche de hermosos sueños
Ay mi querida Harolina, hoy gracias a vuestros comentarios tan generosos y positivos, casi me siento como si de verdad supiera escribir. No sabes qué satisfacción siento y lo agradecida que os estoy por esta inyección de ánimo :))
EliminarYo no tengo hijos pero comprendo que se los quiera por encima de todas las cosas. Al menos en las pelis lo padres son capaces de justificar o encubrir cualquier maldad perpretada por sus vástagos, aunque no hay nada saludable en ello y me alegra saber que piensas igual. Cuando una persona hace algo tan terrible como abusar de niños, no merece más que ser apartado de la sociedad para que no siga causando daño, pero parece que el doctor Dearma no está de acuerdo con nosotros, ji, ji. Seguramente no esté muy cuerdo tampoco...
He visto la peli que me comentas y es buenísima. Debe ser desesperante sentirte víctima de una injusticia y que nadie te crea, no poder defenderte. Eso, según la forma de ser, desde luego puede volverte loco.
Me encanta que no me hayas visto las intenciones con la trama y haberte sorprendido al final. Hay que andarse lista para conseguirlo con lectores tan avezados como vosotros jajajaa.
Gracias de corazón por tus letras, no sé expresarlo de otro modo.
¡Un abrazo gigante, querida amiga!
Una venganza tramada a fuego lento, ¡pobre periodista! Me parece todo un calavera pero menudo porvenir le espera.
ResponderEliminarComo siempre, una lectura con una tensión de lo más agradable que te hace permanecer enganchada, y atenta.
Un abrazo, Julia.
Casi nadie se merece un castigo como el que va a sufrir el periodista, y más porque él no es consciente de haber hecho más que su trabajo, pero sin estas "injusticias" nos perderíamos muchas tramas literarias, verdad? :))
EliminarMil gracias por tus palabras, Noelia, son combustible para seguir escribiendo.
¡Un beso, que tengas muy feliz día!
Qué trama tan bien urdida. Un thriller psicológico de principo a fin. Me ha encantado. No debería sorprenderme tu habilidad narrativa y la originalidad de tus relatos, pero, aun así, me sigues sorprendiendo, y muy gratamente.
ResponderEliminarEs una historia realmente angustiosa, con el protagonusta literalmente atrapado por la red tejida por el vengativo doctor Dearma (más bien de armas tomar, jajaja). Esa situación me ha recordado Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena, que también tiene lugar en un sanatorio psiquiátrico.
Un abrazo.
Sorpresas de este tipo, querido Josep, quisiera yo darte muchas más. Sabes que valoro y respeto tu criterio, así que un millón de gracias por un comentario tan generoso.
EliminarLeí en el colegio el libro que comentas y sé que me gustó, pero lo cierto es que hace un montón de años y que no lo recuerdo bien. Igual es buen momento para leerlo de nuevo :) Lo peor de esta trampa es que el atrapado ha colaborado a construirla, quién va a creerle ahora que quiere liberarse?
Un abrazo enorme y feliz jueves.
Una venganza muy elaborada y que le ha tenido que dejar tranquilo, aunque nadie le pueda devolver a su hijo.
ResponderEliminarEs una historia terrorífica. Hay que tener mucho cuidado con donde se infiltra uno no se vaya a quedar atrapado.
Mubueno, de verdad
Yo desde luego, con lo cobardica que soy, no me hubiera infiltrado por nada del mundo ni allí ni en ninguna parte. Nunca se sabe lo que se puede torcer en un momento dado...
EliminarNo aspiraba a tanto como escribir una historia de terror, pero tampoco me disgusta, ¡muchas gracias, Rosa!
Un beso y feliz tarde.
Vaya con el doctor! Se la jugó al pobre Edgar.
ResponderEliminarAdemás debe de ser espantoso quedarse en un sitio donde nadie te cree, y no poder salir de allí.
Un relato espeluznante.
Un beso.
Qué curioso, Paloma, cuanto más miedo me decís que os ha dado el relato, más contenta me pongo yo. Me lo tengo que hacer mirar jajaja.
EliminarEstoy de acuerdo, debe ser desesperante quedarse atrapado en una trampa que tú misma has ayudado a construir, aunque fuera con otros fines. Mejor no tener nada que ver con psiquiatras :P
¡Un beso grande!
Tremendo! Creas muy bien el clima de tensión y de suspense que requiere el relato para conducirnos hacia ese final inesperado y sorprendente. Me ha encantado, Julia.
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Marta!, me alegro de recibir un comentario tan positivo por tu parte :)
EliminarUn beso.
Angustioso, te deja pegada a la pantalla leyendo tus letras. Muy buena la trama que has creado que da desde luego para una película de terror, a ver cómo se arregla el periodista para que lo crean.
ResponderEliminarHe recordado casos de personas sanas que, fueron encerradas en centros psiquiátricos para tapar un "pecado" como era en aquellos tiempos un embarazo no deseado, una relación no adecuada, etc.
Únicamente comentarte que cuando dices:
"Un inquietante brillo ambarino adornó los ojos del doctor por un instante; Edgar ya le daba la espalda y no pudo advertirlo" he tenido la sensación que avisabas al lector que era mejor no fiarse, al menos en mi caso al leerlo he pensado que el hombre no salía de ahí y igual sin esa pista era más sorprendente el final.
Te estás convirtiendo en una maga del suspense.
Besos
Hola, Conxita :)
EliminarTienes toda la razón en la observación que me haces, mi marido me hizo la misma al leerlo. Dice que tengo tendencia a dar pistas y eso le quita impacto a la sorpresa del final. Tomo nota y trataré de corregir esa manía. Muchas gracias por tu sinceridad.
Cierto lo que dices, antes con meter en el psiquiátrico a quien resultara "inconveniente" ya se arreglaba el problema. Espero que en la actualidad sea imposible que eso pase... escepto en literatura, claro :))
Me alegro de que te haya gustado, me siento muy satisfecha.
¡Un beso y feliz finde!
Intensa y atrapante historia.
ResponderEliminarParece que Edgar encontró en carne propia la terrorífica historia que tanto buscaba.
Un abrazo, Julia!
Eso parece, Federico. Hay que tener cuidado con lo que se desea... :)
EliminarGracias por los adjetivos que dedicas al texto.
¡Un abrazo y feliz domingo!
Qué bueno Julia!,... había desconfiado del doctor,... pero nunca por esa causa...
ResponderEliminar;)
Es que es difícil ser tan retorcida como yo, Norte jajajaja. ¡Muchas gracias!
EliminarFeliz domingo de elecciones :)
Por un momento sospeché que el protagonista estaba loco en serio y la historia de ser periodista era una fantasía... El giro fue muy bueno!
ResponderEliminarMuchas gracias, Jora, me alegro de haber podido sorprenderte :)
Eliminar¡Un beso y buen día!
Genial Julia, como siempre! Eso sí que es una venganza planeada y tener paciencia. Menuda angustia estar encerrado en el psiquiátrico estando bien pero que nadie te crea.
ResponderEliminarMe ha encantado el final, no lo esperaba!! Besitos!!
Ainsssss muchísimas gracias, guapa. Últimamente no paro de inventar historias truculentas, vaya primavera más lúgubre que tienen mis musas jajajaja.
EliminarYo nunca podría idear una venganza tan elaborada porque me falta, como bien dices tú, la paciencia necesaria. Pero tratándose de un relato... :)
Me alegro infinito de que te haya gustado.
¡Besitos y feliz día del Trabajo!
Bien, Julia, me ha encantado, como todas tus narraciones.
ResponderEliminarAl llegar al "inquietante brillo ambarino" he intuido que Edgar no saldría ya de la Clínica; es una pista, verdad?.
Una vibrante historia de suspense condensada en muy pocas palabras, la justas, que mantiene la atención y atrapa de principio a fin.
¡Enhorabuena, Julia! Un abrazo, .
Qué comentario tan alentador, Carmen, ¡muchas gracias! Sí, efectivamente el detalle del "brillo ambarino en los ojos" era una pista. Al parecer tengo esa tendencia y ya me han dicho en alguna ocasión que me saboteo a mí misma los finales con sorpresa jajajaja. Suelo hacerles caso a mis lectores, así procuraré quitarme la manía de dar esas pistas.
EliminarEstoy muy contenta de que te haya gustado, para mí es el mejor de los alicientes :)
¡Un abrazo enorme y feliz día del Trabajo!
Sí! Buscaba una buena historia y vaya si la encontró. Su propia historia, solo que ahora tras una vida dedicada a la verdad, nadie cree. Un castigo de Gourmet para este empedernido periodista.
ResponderEliminarBravo una vez más, mi querida Julia!
"Castigo de Gourmet"... ¡muy original y creo que muy acertado, Miguel Ángel! Es lo que pasa cuando se es bueno preparando trampas, que si caes en alguna de ellas, aunque sea por error, estás perdido. No quisiera verme en su piel, la verdad.
EliminarMuchas gracias por tu entusiasmo y apoyo, ¡muy honrada! :))
Un abrazo y feliz día del Trabajo.
¡Qué bueno, Julia! Uno de esos relatos con los que me derrito. Lo tiene todo: un suspense que arrastra al lector desde la primera línea; un ambiente como es un psiquiátrico que nos da inquietud; un giro sorpresivo final y una historia de venganza de fondo. Directo y al pie, una historia redonda. Perfectamente podría ser el argumento de un capítulo de aquellas series como La dimensión desconocida, Alfred Hitchcock presenta...; series que adoro por cuanto ofrecen una historia atrapante para consumo inmediato.
ResponderEliminarAdemás, esta historia perfectamente puedes desarrollarla en un relato más extenso donde puedas jugar con las situaciones, el suspense... Fantástico, Julia.
Un abrazo!
Ainsssss David, me vas a sacar los colores, literariamente hablando jajajaja. No sabes cómo te agradezco un comentario tan entusiasta, para mí es un gustazo que te haya parecido bueno y entretenido. Como suele pasarme tantas veces tenía la sensación de que el argumento no era nada nuevo, de que estaba visto, pero aún así lo escribí porque me lo pedía el cuerpo y total, tampoco me jugaba nada. Cuando me decís que os ha sorpendido me repito a mí misma que no debería calentarme tanto la cabeza ni ser tan insegura...
EliminarNo quería alargarlo en exceso para no hacerlo pasado, pero efectivamente puestos a desarrollarlo, daría para más. Ya veremos :))
¡Un abrazo enorme y un millón de gracias! Que pases feliz día del trabajo.
Pues me alegro de haberte "ayudado" con eso de la distracción, Julio. Debería ser siempre el propósito, como mínimo, de la literatura.
ResponderEliminar¡Un abrazo de vuelta para ti y buen día! :)
Qué buen final, Julia! Uno se va metiendo en la historia, se va dejando llevar y siente en carne propia el sufrimiento, la consternación del periodista al verse atrapado y sin salida. Quizás él no fuera un modelo de hombre, quizás se dejó atrapar por su profesión. Pero sin dudas, nadie merece que le jueguen una pasada así. Y el médico, todo un villano que sin embargo no cayó ante la tentación de dar a conocer el motivo de su venganza.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Hola, Mirna (eres Mirna, verdad?) :)
EliminarMe alegro de que te haya gustado la historia en general y el final en particular. La elaborada venganza del doctor necesitaba una motivación potente porque, alguien que ha hecho del ayudar a los demás su profesión, no podía cambiar tanto sin razones. Muy cierto que nadie merece un "castigo" como el que sufre el periodista y la verdad es que no sé qué puede resultar más frustrante, si el encierro o el no saber porqué.
El placer es mío por tenerte aquí. ¡Un abrazo!
:)
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarDisculpa, pero acabo de eliminar ese comentario realizado desde el perfil que comparto con mis amigos de Consciencioa y Vida, pero que no tiene nada que ver con el tema literario.
ResponderEliminarQuiero felicitarte por enlazar sin fisuras el argumento, así como recrear la historia de una oscura venganza, con la fluidez suficiente para irnos despertando cierta desconfianza entre ambos protagonistas principales: un periodista sin escrúpulos y un doctor Dearma o de armas tomar...je,je,je Fuera de bromas, este siniestro personaje va tomando fuerza cuando conocemos su venganza y observamos como te las ingeniaste para que todas las piezas del puzzle fueran encajando hasta que logras dar ese giro final con maestría, cuando nos das a conocer el motivo real, que le impulsó a llevar a cabo semejante conspiración y a partir de aquí comenzamos a ver su lado más humano, un padre dispuesto a proteger la reputación de su hijo mancillada injustamente por ese periodista tan perverso.
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-Respondiendo a tu comentario en mi blog_
Teniendo en cuenta que eres de las personas que acostumbran a poner atención en las historias que mejor o peor escribimos los blogueros/as, algo que se refleja muy bien a la hora de hacer tus generosos y atentos comentarios, encuentro muy razonable que yo también actúe de igual forma, de modo que paso a responderte:
«estoy de acuerdo en que inevitablemente nos rendimos al mal, cuando nos atrae la curiosidad y la intuición de una promesa seductora, aunque ignoremos en qué consiste.
Por supuesto, te quedo muy agradecida por estos calificativos tan positivos acerca de mi micro y el humor con el que rubricas tu opinión.»
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Un beso grande y que sigas disfrutando de este día del Trabajo.
Holitas, Estrella :)
EliminarNo necesitas darme explicaciones. Si has decidido borrar un comentario, tus razones tendrás y bien hecho está.
Respecto al texto, me alegro de que lo encuentres coherente. En este tipo de historias lo peor que puede pasar es que no tenga sentido para el lector o que las acciones no queden bien justificadas. La maldad puede ser interesante literariamente hablando, pero más aún lo son las motivaciones, al menos en mi humilde opinión :)
Te agradezco infinito tu generoso comentario, eres un sol, y también lo eres por responderme al que yo dejé en tu post. No quiero darte tarea extra y respeto, como no puede ser de otra forma, tu manera de gestionar tu blog. Tan solo pretendía ser sincera respecto a lo que siento. Lo dicho, gracias de nuevo.
¡Un beso de tarde soleada!
Como siempre me sorprenden tus escritos, Julia.
ResponderEliminarEres buenisima para escribir suspenso psicológico, te atrapan, te enganchan y no te sueltan hasta su impactante final. Pues he de decir que la trama es locamente tétrica, pero eso sí, me parece que es una justa venganza.
Abrazo!
¡Muchas gracias, Yessy! Saber que te gustan mis historias y que te parecen interesantes es todo un lujo para mí :)
EliminarA mí me da un poco de pena el periodista, pero también el psquiatra. Cada uno lleva su carga y es que la vida no ha sido un camino de rosas para ninguno de ellos.
¡Un abrazo enorme de vuelta para ti, guapa!