La ciber cita II





Para leer la primera parte pincha aquí

Cualquiera en la oficina diría que ha sido un viernes de trabajo duro, pero como Camila es becaria y no le pagan, no tiene derecho a llamar trabajo lo que hace. Así pues ha sido un viernes duro, a secas. Está cansada y solo falta un minuto para las tres, su hora de salida; por fin puede echarle una miradita al móvil. En cuanto enciende la pantalla los ojos se le abren de espanto y las cejas casi le llegan a la raíz del pelo: ¡Horror! Tiene trece mensajes de Cristina repitiendo lo mismo cada dos minutos,  más o menos: “Nena la he cagado, ¡¡mucho, mucho!!”

Sin duda es una emergencia, así que recoge sus bártulos y sale del despacho con la gabardina a medio poner y el bolso colgado de cualquier manera. Lo lleva tan atestado de cosas que encontrar el bono del bus para volver a casa le cuesta un rato. Por el camino cae en la cuenta de que no le ha contestado a su amiga, pero confía en que funcionen los poderes telepáticos que no tiene: “tranquila, no sé qué has hecho pero no hagas nada más hasta que yo llegue”.

“La afectada” aún está en pijama y parece obvio que, a pesar de ser su turno, no ha preparado el almuerzo. El piso huele fuerte, pero no a comida precisamente.

—¿Es que acabas de levantarte? ¿A qué hora llegaste anoche, Cris? ¿Cuál es la emergencia? —El tono de voz de la organizada y cumplidora Camila denota crispación y eso no puede traer nada bueno. De repente su drama ya no le parece tan serio.

—¿Te invito a comer en el bar de abajo y te lo cuento todo? —Iba a poner un puchero para hacerse perdonar, pero luego se acordó de que eso solo le funcionaba con los chicos y lo dejó en una mera sonrisa. 

—Vale, vístete, pero que sepas que voy a pedir el postre más caro de la carta. —Teniendo en cuenta que siempre comen de menú no hay duda de que se trata de una broma. Parece que las perspectivas de almorzar fuera han mejorado el humor de Camila, ¡bien!  

El bar no es nada del otro mundo, pero tiene terraza al aire libre en la parte de atrás y eso lo convierte en especial para ellas. Precios módicos, trato cercano del personal y la posibilidad de fumarse un cigarrito con el café. El Paraíso de las veinteañeras con pagas escuálidas tiene que ser algo así.

—Chica, te metes en cada jaleo… ¿Por qué le diste el número correcto? En estos casos tienes que darle uno inventado. —Camila va alternando distraídamente pequeñas cucharadas de su helado con espuma del café mientras medita sobre el asunto.

—No sé, no me paré a pensar. Acababa de besarme, me temblaban las rodillas y el taxi esperaba. ¡Para inventar números que estaba yo! 

—Ya. ¿El temblor de rodillas era por el beso o por todo lo que habías bebido? —Normalmente Camila es un cielo, pero su signo del zodiaco manda y la escorpiona que lleva dentro sale a relucir de vez en cuando. La otra aguanta el chaparrón con la cabeza gacha pero no se resiste, tozuda, a añadir algo. 

—Besa muy bien, la verdad…

—Ya. Besa muy bien, pagó la cena y se portó como un caballero poniéndote en un taxi hasta que se te aclararan las ideas, pero es un pervertido, Cris. Yo diría que ese último detallito hay que tenerlo en cuenta. 

—Mujer, un pervertido no, es solo que tiene gustos peculiares… —Otra vez le tienta la idea de poner un puchero. No le gusta cuando Camila le hace de madre.

—Vale, ¿y qué vas a hacer ahora si te llama “don gustos peculiares”?

— Pues eso es justamente lo que no sé, ¿para qué crees que te necesito?

El par de amigas pasa la tarde investigando por internet para saber en qué consiste exactamente eso de la “podofilia”. Cristina tiene que ser sincera y reconocer que se muere por tener otra cita con Carlos y ahí está su ángel de la guarda para asegurarse de que esta vez sabe todo lo que tiene que saber y lo que puede esperar de su acompañante. 

Se parten de risa, no lo pueden evitar: “¡vaya cosas raras que les gusta a alguna gente!”. También empiezan a sentir curiosidad y morbo con el tema; por algo a esa edad la vida es puro descubrimiento. A las ocho en punto el zumbido del móvil las sobresalta. Es él, es Carlos. 

—¡No lo cojas, aún no estamos listas! —Camila ha hecho el asunto tan suyo que no se da cuenta de que habla en plural. Está tan nerviosa como si tuviera que contestar ella misma la llamada.

—Perdona, ¿estamos? —Mientras pronuncia las palabras con una ceja en alto el dedo índice de la chica ya está pulsando el botón de descolgar. No necesita más tiempo para saber lo que quiere.

El escaparate es enorme, tentador; va a ser muy difícil elegir. Él ha buscado su mano por primera vez mientras lo observan atentos, como si fueran dos chiquillos golosos. Cristina no esperaba el gesto pero le gusta; tener los dedos entrelazados con los de Carlos, su tacto suave y envolvente, la hacen sentir segura de estar en el sitio correcto.   

—¿Los de la esquina dorados? —Propone mientras le mira escrutadora, tratando de leer en su rostro aprobación.

—Dejan poco a la vista, yo prefiero piel disponible que besar —Cristina vuelve la cara tratando de ocultar el rubor que anima sus mejillas repentinamente. Ya no piensa decir nada más. 

—Elige tú entonces, en serio. Cualquier par del treinta y nueve que te guste estará bien. —Él la mira con una sonrisa pícara y quizás también agradecida. Tira suavemente de ella al interior de la zapatería. 

—¡Bienvenida a mi mundo, Cristina!

Julia C. Cambil

Comentarios

  1. jajaja pero los zapatos los comprará él, no? jaja sino le va a salir cara la broma a la pobre Cristina ;)
    Ains yo aquí veo afinidad, me ha encantando como con esa primera impresión de la primera parte ella quedaba un poco desilusionada y poco a poco va remontando. Ha pasado del ¿¿Qué he hecho, qué he hecho???? a ¡Bueno, tal vez..!
    Me gustan mucho tus relatos urbanos, Julia!! Un besote :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo que sí, María, que los paga él. Y bien mirado es un regalo más práctico que una rosa o un colgantito de corazón jajajaja.

      Si te digo la verdad en cuanto terminé la primera parte me quedé con el gusanillo de darle más recorrido a la relación, así que aquí está la continuación. Yo creo que hay que estar abrierta a saber, conocer, experimentar, cada uno dentro de sus límites personales, y Carlos me caía tan bien, que le he hecho una Cristina aventurera para que se diviertan juntos jajaja.

      Me alegro mucho de que te gusten mis relatos urbanos (me apunto el nombre, ¡me encanta!), muchas graciasssssss

      ¡Un beso grande, guapa!

      Eliminar
  2. Desde luego que es muy divertida esta historia.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegro de que te lo parezca, Aydita, ¡muy honrada! :)
      Besos también para ti.

      Eliminar
  3. Estas ciber citas prometen... Muy bueno, Julia :))

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Marta. Habrá de todo, como en botica, pero las de mis protas salen bien :)
      ¡Un beso!

      Eliminar
  4. ¡Hola Julia! Me he leído las dos partes del relato seguidas y me ha encantado, jaja. Tiene un toque simpático que en la primera parte te deja con la intriga. ¿Sobre qué será fetish Carlos? ¿Será algo muy guarrete? Por suerte en la segunda, cuando las dos amigas van descubriendo las cosas y se demuestra que esa manía es más inofensiva de lo que pensaban, el tal Carlos va ganando simpatías en el corazón de Cristina y relaja al lector. ¡Un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Holitas, Ramón! :)

      La actitud de mi prota femenina demuestra que tenemos prejuicios ante lo desconocido y que a veces solo basta tener información para deshacernos de ellos, ji, ji. En realidad en la primera parte ya se desvela cuál es el objeto de deseo de Carlos, por su nick... fetish feet. ¡Le molaban los pies! Nada más apropiado para un podólogo, rizando el rizo :))

      Me alegro de que la historia te haya resultado simpática y te haya entretenido. De vez en cuando hay que tomarse las cosas un poco a guasa, no?

      Mil gracias por venir y un beso enorme. Espero que estés disfrutando de estos días :)

      Eliminar
  5. Vaya Julia, le has dado un giro a la historia con una mezcla de suspenso y luego muy refrescante. No conocia esa manía o como se llame, asi que es además un relato instructivo, que nos muestra a una chica dispuesta a vivir sin tantos miedos.

    Quien se arriesga y espera con convicción y certeza, segura de obtener buenos resultados, definitivamente eso tendrá, buenos resultados, en cambio quien duda, teme y se llena de pensamientos negativos, de seguro le lloverán las negatividades.

    Ese ¡Bienvenida a mi mundo, Cristina! del final, te ha quedado genial.

    Me he gozado el relato, imaginándome primero la cara de Cristina al enterarse del motivo del nick, luego al decir ese " Perdona, ¿estamos?", y por último a los dependientes de la tienda al escuchar a Carlos decir "yo prefiero piel disponible que besar ", ja, ja.

    Un relato diferente, ameno, y que de seguro da para más, bien podría Carlos presentarle un amigo psicólogo a Camila, que se excite jugando a los locos, asi la chica se relaja y aprende a disfrutar más.

    Que pases una estupenda semana querida amiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola, Harolina! :)

      Igual que hay un montón de fobias hay un montón de filias y a mí todas me llaman la atención. De la podofilia había oido hablar, pero reconozco que he tenido que "documentarme" un poco en internet para no meter mucho la pata. Se ve que tengo una curiosidad morbosilla de serie jajajaja.

      En las parejas dicen que los opuestos se atraen y puede que en la amistad pase lo mismo. Cristina y Camila son muy amigas y se entienden muy bien, pero son muy diferentes. Si la primera ha decidido probar suerte con un fetichista de los pies, a la segunda, como tú dices, a ver si le presentamos a alguien que haga que se suelte un poco. Yo creo que en el término medio debe estar lo más conveniente porque la impulsividad excesiva también puede traer consecuencias negativas.

      Me alegro mucho de que el relato te haya resultado entretenido y, sobre todo, que no haya resultado previsible. A lo mejor se debe a que cuando me senté a escribir ni yo misma sabía lo que iba a pasar jajaja.

      Me ha gustado mucho tu reflexión sobre las cosas que uno puede atraer a su vida con su actitud. Como siempre sabes sacar una idea valiosa hasta de lo más frívolo. ¡Mil gracias por la aportación!

      ¡Un abrazo transoceánico, querida!

      Eliminar
  6. Wow, this looks amazing ♥
    A big hello from Germany!
    Hugs ♥

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Liana, ¡me alegro de que te guste!

      Un saludo afectuoso también para tí desde España y bienvenida a este blog :)

      ¡Nos leemos!

      Eliminar
  7. Yo, como más bien siento algo parecido a la "podofobia", siempre me ha costado entender esa inclinación que para mí no tiene nada de erótica, jajaja. Lo importante, sin embargo, es que sea lo que sea lo que vayan a hacer esos dos en la intimidad, lo hagan de común acuerdo, jeje.
    Veremos si aparece alguna sorpresa inesperada. Es que yo, de ese tal Carlos, me espero cualquier cosa. Qué historia tan divertida y bien llevada.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo tampoco siento ninguna inclinación por la podofilia, Josep, pero igual que matamos a gente en nuestros relatos y no somos asesinos, los podemos hacer fetichistas de los pies "de oidas", no? jajaja. Ya compartimos algo más, por cierto :)
      Es curioso cómo cada uno percibimos a los personajes de una manera. Yo tengo la sensación de que Carlos es un buen chico y además muy respetuoso. A tí, sin embargo, te genera desconfianza. Tendríamos que seguir viéndolo "en acción" para saber quién ha estado más acertado en su intuición. A ver qué dicen las musas, porque yo no tenía pensado continuar la historia...
      Me alegro de que te lo hayas pasado bien leyendo, ¡muchas gracias!
      Un abrazo, compañero.

      Eliminar
  8. En esta continuación nos deja con la duda de que esta historia resulte bien. Me ha gustado la frase de prefiero piel disponible de besar, se ve que el podólogo promete. pero a ver qué. Seguirá ....? Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Mamen :)

      Dicen que las personas somos como los melones cerrados, que no se sabe cómo vamos a resultar. Si eso es cierto para el común de los mortales, imagina para alguien tan especial como Carlos. Yo tengo la sensación de que es buen chico y muy apasionado. Creo que Cristina y él se lo van a pasar muy juntos y van a descubrir muchas cosas. De momento no tengo pensada continuación.

      Un abrazo grande también para ti y mil gracias por venir.

      Eliminar
  9. Bienvenidos al mundo de Carlos, y a los mundos de Julia :-), en los que desde la imaginación consigues crear unas historias con tremendo atractivo.

    Supongo que al final las personas nos sentimos atraídas por lo distinto, novedoso o lo que nos cause excitación o diversión. Y este relato nos habla de ello de una manera desenfadada y fresca. Estos dos al final se enamoran, ja,ja,ja.

    Un fuerte abrazo Julia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Los mundos de Julia"... ¡eso me ha molado! jajajaja

      La verdad es que yo tuve una época en la que "trasteaba" mucho por internet y conocí a mucha gente "curiosa" que me contó un montón de historias. De vez en cuando algunas de aquellas cosas, en parte, se convierten en el argumento de un relato. Como suele decirse la realidad supera con creces a la ficción :))

      Yo también creo que nos atrae lo diferente y novedoso, sobre todo cuando se es joven. Tenemos ansias de experimentar, de aprender, de traspasar límites, y eso no lo vamos a conseguir sin salir de nuestra zona de confort. A veces acertaremos y a veces serán experiencias para olvidar, pero todo forma parte de nuestro bagaje, no? Espero que sí, que estos dos acaben juntos y felices :))

      ¡Un abrazo grande de martes, Miguel, y mil gracias por leer!

      Eliminar
  10. Yo creo que en el sexo (y en la vida en general) todo está permitido mientras sea aceptado por todas las partes y no se interfiera con las libertades ajenas.
    Me alegro mucho de que Carlos y Cristina hayan encontrado un ser afín. Y me alegro, sobre todo, de que hayas decidido darles otra oportunidad. La primera parte estaba muy bien tal y como estaba, pero los personajes quedaban un poco huérfanos de ilusiones.
    Los personajes son como niños mimados a los que a veces nos cuesta no concederles sus caprichos.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Holitas, Rosa :)

      Estoy de acuerdo contigo. Todo lo que dos personas hagan de forma consensuada y sin perjudicar a terceros, solo es asunto suyo. Salvo afán de cotilleo los demás no tenemos nada que opinar.

      Es muy curioso. De otros relatos los lectores "piden" una continuación y yo no la encuentro y de éste, sin embargo, nadie lo sugirió y yo tenía claro que las cosas no podían quedarse así. Quizás es que incluso a mí me podia la curiosidad de ver en qué terminaba el asunto jajajaja. Como dices a los personajes (me ha encantado la idea) hay que concederles también sus caprichos.

      ¡Un beso grande, guapa!

      Eliminar
  11. Estoy con Rosa que mientras ambos estén de acuerdo pues ellos mismos, cada relación es un mundo y lo que importa es la aceptación por ambas partes. Desde luego tu protagonista puede acabar con una buena colección de zapatos jajaja ya se sabe que eso también es adictivo.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajajaja ¡ya lo creo, Conxita! Si a él le gusta regalarlos y a ella lucirlos, van a ser unos clientes de zapatería estupendos. Eso es estar bien avenidos, como suele decirse :)

      Por lo demás hay tantos gustos como personas y quizás después de reconocer uno que no es "convencional" lo más complicado sea encontrar afines. En este caso hay posibilidades, creo yo...

      Un beso y muchas gracias por leer.

      Eliminar
  12. Respuestas
    1. Genial, Lobezna, ¡muchas gracias!

      Saludos para ti también :)

      Eliminar
  13. Me pasa como a María, me gustan tus relatos urbanos.
    Y oye, mientras ambos estén de acuerdo qu ehagan lo que quieran, y encima le regala zapatos, un chollazo.
    Feliz noche.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues yo que me alegro de que te gusten, Gemma, ¡muchas gracias!

      No sé qué tienen los zapatos que a la mayoría de las mujeres nos encantan y es cierto, lo de tener un novio podofílico, al menos una temporadita, puede salir la mar de rentable jajajaja.

      ¡Un beso y feliz miércoles!

      Eliminar
  14. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  15. Qué buena idea esta segunda parte, Julia. La última botella de vino me dejó sabor a más , jaja, y veo que aquí el suspense lo mantienes hasta su final. La interpretación por parte de las chicas, lograste que las sintiera como buenas amigas que se conocen bastante bien. Cristina y Camila, con personalidad distinta y sin embargo ahí están para cuando se necesitan y decirse las verdades.

    Me gusta la idea de que la pareja se sienta atraída y de ahí surja una relación amorosa, a fin de cuentas Carlos tiene atracción por los pies, y caer rendido a ellos tampoco está nada mal si a ella le está bien, que viva el amor.

    Me ha gustado mucho, sobretodo porque aparte de entretenido encontré toques reflexivos; no hay que tener remilgos cuando las mariposas revolotean por el estómago, en este caso parece que las hay y no encontré maldad en la actitud de él, solamente una atracción diferente que creo, no hace daño. Es el mundo de Carlos y parece que a Cristina le gusta.

    Que sigan las musas dictándote tan geniales relatos, amiga.
    ¡Gran abrazo, guapetona!!





    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Creo que con esa última botella de vino hasta yo me quedé con ganas de más, querida Mila, y he tenido que negociar con las musas para tener una continuación jajajaja.

      Yo creo que en esta vida hay que mantener la mente abierta en todos los ámbitos. No te tiene que gustar todo ni parecer bien todo, pero tampoco hay que negarse en redondo a conocer cosas nuevas, a experimentar, a descubrir. A veces saldrá bien y otras no, pero al menos habremos tenido las vivencias que nos acompañarán toda la vida. Es mi modesta opinión y si, como tú dices, no hay maldad ni se perjudica a nadie, pues ya está bien :)

      Me gusta la complicidad entre mujeres que son diferentes, quizás por eso en algunos de mis relatos salen parejas de amigas que se complementan en cuanto a caracteres. Me alegro de que tú hayas podido sentir cercanas a Cristina y Camila.

      ¡Brindemos por el amor y los mundos de cada cual que esperan ser descubiertos! jajaja.

      Gracias por tu alegre y positiva presencia siempre, Mila. ¡Un beso enorme de miércoles!

      Eliminar
  16. Buenos días, Julia.

    He disfrutado esta segunda parte aún más que la primera, y es que tu relato es tan alegre, dinámico y divertido...
    A mí Carlos me enamoraría, tan atento, y con lo que me gustan los zapatos! 😄

    Feliz miércoles y un cariñoso abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El muchacho, hasta donde sabemos, tiene muy buenas calidades, verdad? jajajaja. A mí nunca me ha regalado unos zapatos en plan romántico y la verdad es que tiene que tener su punto :D

      Me alegro mucho de que hayas pasado un buen ratito leyendo, Carmen. No se me ocurre mejor premio para mí :)

      ¡Feliz miércoles también para ti! Un beso grande.

      Eliminar
  17. Quién lo diría de un podólogo,... jajaja. Para fiarte de tu,... por ejemplo, oculista!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si te lías con "ojofílico" te los saca y los guarda en un bote como si fueran canicas para jugar jajajaja. ¡Qué macabra soy, pero es lo que se me ha venido a la cabeza!

      Eliminar
  18. No esperaba que continuaras el relato del otro del otro día y me he encontrado esta grata sorpresa. Aparte de la tensión argumental, que me gusta (y quiero más) me encanta el rollito chick lit que le encuentro a la ambientación y a las amigas.
    Un besito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los que nos dedicamos a escribir relatos no siempre escribimos lo que queremos, sino lo que "podemos". Esta continuación salió sola y sin embargo otras veces, aunque me empeñe, la historia no quiere alargarse. Ya ves, Noelia, no mando yo, mandan ellas jajajaja.

      Me alegro de que la sorpresa haya sido grata. A mí la edad de las protas y sus andanzas me quedan muy lejos, pero con un poco de imaginación y la ayuda de las musas, hago lo que puedo.

      ¡Mil gracias por comentar y feliz Jueves Santo!

      Eliminar
  19. Menos mal que la podofilia, segun los entendidos en la materia, es considera una práctica inofensiva. Doble suerte para tu protagonista, ahora gozara el privilegio de estar coleccionando zapatos sin que su pareja se queje del gasto. !Genial segundo capitulo!
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya lo creo que es una suerte, Yessy; yo no conozco a ninguna mujer que no adore los zapatos ni a ningún hombre que no piense que tenemos demasiados jajajaja. Sin duda serán muy buenos clientes de la zapatería :)

      Me alegro mucho de que te haya gustado la segunda parte, ¡muchas gracias!

      Un abrazo y buen comienzo de semana :)

      Eliminar
  20. Me parece que, conmigo, ese Carlos no tendría oportunidad. Soy podofobo, ¡desteto los pies! Bueno, un relato narrado con ese ritmo y visualidad que te caracteriza. Narrar es contar una historia, y eso es lo busca cualquier lector: transportarse a otro mundo por unos minutos y satisfacer su necesidad cotilla.
    Ya puesta, podrías escribir una serie con esas filias que cada uno tiene dentro de su alcoba. Como decía Woody Allen: El sexo solo es sucio cuando se practica correctamente.
    Un fuerte abrazo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo tampoco soy de las que adoran los pies, David, será porque los míos son feos y grandes y eso me ha curado de la admiración que pudiera sentir por los de los demás jajajaja.
      Creo que propones una idea muy atractiva, aunque se me ocurre que podría ser una serie escrita entre varios autores, así habría diferentes "voces" y formas de enfocar los temas. Podría resultar una serie muy divertida y con un toquecito de pimienta, no?
      Genial esa frase de Allen, como todo él :)
      Un abrazo enorme de lunes y mil gracias por tu comentario.

      Eliminar
  21. Otra entrega divertida y bien escrita. Imagino que habrá más.
    Un abrazo, Julia!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Federico

      De momento había pensado dejarlo así y que cada cual le eche imaginación a la continuación :) Mil gracias por esos calificativos que dedicas al relato, ¡muy honrada!.

      Un abrazo también para ti y feliz comienzo de semana.

      Eliminar
  22. Yo soy Cristina y me aprovecho de esa podofilia, me llevo a Carlos a una tienda de Manolo Blahnik. Si es raro, que apechugue.
    Al final el pobre Carlos no parece que sea un pervertido, lo mismo pretende hacer un estudio sobre los juanetes producidos por el calzado...
    Genial continuación, Julia.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué mala eres, Kirke, pero ya se sabe que en el amor y las filias, ¡todo vale! jajajaja. No sé si la relación tendrá un futuro muy largo, pero entre tanto la colección de zapatos de ella va a aumentar considerablemente :)

      Me alegro mucho de que te haya gustado, ¡muchas gracias!

      Un beso y feliz comienzo de semana.

      Eliminar
  23. ¡Pará! ¿Le va a regalar zapatos? ¡Es un crack Carlitos, que Cristina le entre de una!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hay quien le regala ropa interior a la novia, pero Carlos ya sabemos que tiene otras debilidades jajajaja. No sé si es un crack, pero resulta muy conveniente para una chica eso de que le regalen zapatos, verdad? :))

      ¡Gracias por venir, Jora!

      Eliminar
  24. wow! Julia, Qué interesantemente divertido se está poniendo esto !fetiche por los pies! Me pone a pensar que como "caso extremo" todos tenemos gustos bien peculiares y en muchas cosas, solo que algunos deciden cultivarlos y otros dejarlos en un cajón... ¿Hasta dónde llegará Cristina? ¿Supongo que sigue verdad? Abrazos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Diana :)

      Creo que tienes razón, todos tenemos ciertos gustos que nos guardamos para la intimidad y que no reconoceríamos abiertamente en una charla intrascendente. Supongo que el cultivarlos o no, como tú dices, depende de la fuerza con la que se maniesten o del nivel de curiosidad del que los experimente. Carlos lo tiene asumido, ahora falta ver si Cristina se prestará a ser su compañera de juegos :)

      De momento no había pensado escribir más. El resto lo dejo a vuestra imaginación ;)

      ¡Un abrazo enorme y feliz comienzo de semana!

      Eliminar
  25. ¡Hala, Julia! ¡Menudo embolado!

    Para ser sinceras, la parte que más me ha gustado de este relato ha sido el inicio. Me ha recordado a, cuando hace ya años, alguna amiga me llamaba para, entre las dos, deshacer un entuerto. Jajajajajaja Ahora, ya con la estabilidad familiar y esas cosas, estas historias apenas suceden. Supongo que, a veces, nos olvidamos de vivir.

    Y eso de llevar el bolso hasta los topes ¡Ay madre! Eso sí que lo sufro a diario cuando nunca puedo encontrar nada. Luego intento vaciarlo de cosas que no vaya a utilizar, pero ¡Me hace falta todo! No puede ser ¿No? Ahora que lo pienso es raro porque cuando estoy fuera, que quizás es cuando más cosas necesito, más ligera voy de equipaje. Esto tengo que meditarlo.

    Bueno, pues a ver cómo termina la cosa porque supongo que para "un rollete" estará bien, pero las cosas raras como modo de vida, al final nunca salen bien del todo, creo. A lo mejor es que yo soy muy normalita.

    En fin, Julia. Que me ha gustado.

    Un besito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te entiendo perfectamente, Macarena. A mí me gusta escribir este tipo de historias intrascendentes y un poco locas porque me traen recuerdos si no de los hechos en sí, sí de la actitud ante la vida. No creo que se nos olvide vivir, es que hemos sentado cabeza y ahora atravesamos otra etapa. También te digo que hay gente que a los 50 siguen viviendo como adolescentes eternos y eso tampoco es normal jajajaja.

      Muy curioso lo que comentas del bolso, ya lo creo. Quizás es que cuando viajas sabes que tendrás que caminar mucho y que el peso extra se traduce en cansancio al final del día. De todos modos es propio de la mayoría de mujeres llaver de todo en el bolso "por si acaso" jajajaja. Yo siempre que saco algo, acabo por echarlo de menos y vuelvo a meterlo. No hay solución.

      No creo que seas normalita ni rarita, eres tú misma y eso ya es más que suficiente :) Lo importante es que estés cómoda en tu piel.

      ¡Me alegro de que te haya gustado! Muchas gracias, guapa.

      Besitos y feliz comiennzo de semana.

      Eliminar
  26. Hay gustos y gustos!!! Si se compenetran bien, todo arreglado. Lo de las citas por internet es todo un mundo; personalmente no me ofrecen mucha confianza pero bueno, espero que a tu chica le salga bien!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo siempre he dicho que esas citas son para los que no tienen nada que perder, porque hay taaaaaantas cosas que pueden salir mal y taaaaaaaantos temas en los que te hayan podido engañar... Pero bueno, algo tendrán cuando la gente se sigue prestando al juego.

      Yo también espero que a Cristina le salga bien. Por lo pronto ha sacado en claro una cena y un par de zapatos, algo es algo jajajaa.

      ¡Un abrazo y gracias por leer, David!

      Eliminar
  27. Esta continuación logra darle más credibilidad a la historia, que poco a poco vas consiguiendo construir muy hábilmente, permitiendonos imaginar dichas escenas tan divertidas capaces de evocarnos las locuras de juventud, donde nos aventurabamos a saltar los límites de lo convencional, para probar sensaciones nuevas, quizás no tan extrañas como las de esta historia y por supuesto en otro tipo de contexto temporal.

    Supongo que nos aguarda otra tercera parte, ya que no me gustaría que nos dejases con el caramelo entre los dientes...je,je,je

    Un beso nocturno con luces de calle.


    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Holitas de nuevo, Estrella :)

      Vas a pensar que soy mala, porque lo cierto es que pienso dejar el final del relato a vuestra imaginación. Espero haberos inducido a pensar que Cristina y Carlos van a tener una relación genial, que es lo que deseo para ellos, pero es cosa vuestra, ji, ji.

      Tu comentario me ha hecho recordar algunas escenas propias de juventud. Yo no era tan arriesgada como la protagonista, era otra época como tú dices y yo bastante cobardica, pero como todo estaba por descubrir cualquier experiencia, por pequeña que fuera, ya sumaba.

      Me alegro de que hayas imaginado conmigo esas escenas; yo las veía en mi cabeza con total nitidez.

      ¡Un beso de tarde, guapa!

      Eliminar
  28. Hola, Julia. Multifacéticas Cristina y Camila. Avanzan por los sorprendentes vericuetos de estos tiempos sin huir espantadas; en cambio, se apoyan para decidir con fundamento y serenidad cómo plantarse ante realidades desconocidas. Muy simpáticos los personajes. Muy buen manejo del relato.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Beba, muy honrada con tu buena opinión del relato :)
      A la juventud siempre se le atribuye la cualidad de ser alocada, pero a veces también tiene su parte de sensatez, ¡menos mal! Sí, estas chicas manejan bien el internet y quieren prepararse con calma para cualquier "eventualidad" jajajaja.

      Un abrazo, es un placer tenerte por aquí :)

      Eliminar
  29. ¡Qué buena narradora eres, Julia! Un relato divertido, de lectura fluida, con ese punto de desconocimiento y a medida que avanzamos nos caen los dos tan simpáticos que nos deja con ganas de más.

    Un abrazo, preciosa.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué alegría me das, Pilar, porque eso quería yo, que os cayeran bien los dos :) Las personas no podemos evitar sentir inclinación hacia ciertas cosas y en este caso, aunque la filia de Carlos no termina de ser muy ortodoxa, no por eso va a ser una mala persona. ¡Un voto de confianza para él! :))

      Gracias por tu visita, guapa, y por leerme siempre con tan "buenos ojos".

      ¡Un abrazo de vuelta y feliz tarde!

      Eliminar
  30. Hombre, magia magia... jajajaja. Ya sa sabe que las personas cambiamos de parecer :P

    Supongo que a todos nos gusta algo que los demás encuentran raro, no sé. A mí desde luego los pies no me atraen lo más mínimo, pero tampoco me dan aversión. ¡Me sirven para andar! jajajaja.

    Abrazos y risas también para ti :)

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Si te apetece añadir algo, sería estupendo que lo compartieras :)