RR
Se llamaba RRocío, así, con dos
erres mayúsculas. Fue un capricho de la madre a quien nadie logró convencer de
que tal extravagancia podía marcar a la recién nacida. Y efectivamente así fue,
porque esa segunda erre rumbosa y excedente que adornaba el nombre de la
criatura parecía gobernarla en muchos aspectos.
Siempre tuvo el cabello rojizo y
rizado, largo como un río que discurriera por su espalda; la piel rosada y los
labios rojos imitaban sin complejo el tono de flores inmaculadas y frutas de
lujuria; la mirada era revoltosa, aún sin proponérselo, pareciendo que invitara
al juego a todo aquel que se la cruzara; el carácter se le había forjado
risueño y agitaba cascabeles en su garganta con sus frecuentes risas; era rápida
de pensamiento y lengua, que el no ser instruida nunca le supuso un obstáculo
para tal cualidad; las manos, recias y de largos dedos, no tenían rincones,
eran todo caricias y generosidad. El cuerpo… bueno, el cuerpo de RRocío era más
rollizo que esbelto, pero tan bien torneado y tan garboso, que era pura
redención para la soledad de la carne de cualquier hombre.
RRocío no tenía papá, o al menos
ella no le conoció nunca, y cuando preguntaba al respecto a su madre o a sus
abuelos, todos meneaban la cabeza con desaprobación pero sin decir palabra.
Será por eso, porque nunca tuvo respuestas y porque necesitaba llenar el vacío
de la figura paterna, por lo que se enamoró de Carlos.
Él gastaba muchas más primaveras que
ella y a la chica le gustaba burlarse de sus patillas anticuadas y canas, entre
otras cosas, pero con tal gracia que era imposible enfadarse. El viudo no era
ningún pervertido, no vaya a parecer, y bien que intentó resistirse a los
encantos de RRocío. Al final todo fue inútil y le ganaron las curvas de la pelirroja,
el buen uso que sabía hacer de ellas y esa vitalidad inagotable que regalaba
con donaire y que él, por sus años, ya veía alejarse. Tal para cual.
Podían haber sido solo amigos, improbable
aunque posible, pero hubiera sido un desperdicio de la mutua atracción que
sentían y del consuelo que podían ofrecerse, así que se hicieron amantes y se
dedicaron a disfrutar. No eran unos inconscientes, sobre todo Carlos, y sabían
que “lo suyo” no estaría bien visto, así que lo llevaron con tanta discreción
como los rubores y sonrisas bobas que no podían controlar en público les
permitieron.
Ahora RRocío tenía los vestidos más
bonitos de todo el pueblo y en su casa se pagaba el alquiler cada mes con
puntualidad y sin apuros. De dónde salía el dinero era un secreto a voces, pero
como no parecía que nadie estuviera saliendo perjudicado, todos callaban y
hacían ver que se creían las variopintas explicaciones de la muchacha: que si
el encuentro fortuito de una cartera llenita de billetes en plena calle, que si
le habían ofrecido servir de modelo para un retrato, que si había evitado que
un crío se ahogara con un caramelo en la plaza y los padres la habían
recompensado generosamente.
Por su parte Carlos seguía
atendiendo sus negocios con rectitud y honradez, pero con tal atino que no
podía evitar ser cada día más rico. Estaba convencido de que el amor de RRocío
le traía suerte y de que después de su amada esposa, que en gloria estuviera,
aquella pelirroja que le ayudaba a revolver las sábanas y le servía ganas de
vivir para desayunar, sería la compañera del resto de su existencia. Pensó,
como el hombre práctico y experimentado que era, que resultaba conveniente
ayudarla a labrarse un porvenir mientras pasaban los años necesarios para poder
convertirla en su esposa con cierto decoro. RRocío estuvo de acuerdo en cursar
estudios de secretaria. ¡Qué ilusión si el día de mañana pudiera trabajar en el
despacho de marido!
El futuro se mostraba halagüeño para
la pareja, todo en orden y bien planificado hasta que Cupido metió las narices
donde no debía y lo estropeó.
Resulta que en su último año de
academia, el tercero, RRocío sumó otra erre a su palmarés y se convirtió en rompecorazones:
la mujer que plantó a Carlos llevándose su título académico bajo un brazo y a un
guapo muchacho de su edad, compañero de clase para más señas, prendido del
otro.
Ninguna buena acción queda sin
castigo, suele decirse, pero Carlos no es rencoroso y se conforma con los
recuerdos de lo vivido. Son tan felices que aún hará honor a la letra que
siempre adornó a su amada y la convertirá en una mujer rica cuando llegue el
momento de su partida. Después de todo era demasiado bueno para haber durado
siempre, se dice.
Julia C. Cambil
Hola guapísima!!
ResponderEliminarMe ha parecido leer un relato en prosa y a la viaja usanza, de una época pasada a la que supiste darle aires nuevos con gran ingenio, Julia. Con nombre tan peculiar para una joven no menos peculiar a la cual aparte de poseer doble R en nombre, picardía belleza y listeza no le faltaban.
Se la puede disculpar en lo referente al amor, teniendo en cuenta que sin padre, supo acaparar la atención de alguien que le proporcionó lo que buscaba o necesitaba, además sin engaños aunque aparentaba tener secretillos. Y ni que decir de Carlos, que cumplió con su papel de donador y cumplidor hasta la llegada de cupido y hasta que llegara su último día, vamos, que sumando la otra R, la chica tiene asegurado el futuro jajaja.
Me viene una frase de Friedrich Wilhelm Nietzsche "En el amor siempre hay algo de locura, mas en la locura siempre hay algo de razón."
He pasado un rato muy agradable.
Te quedó fantástico.
Abrazos mi querida amiga;)
¡Hola, mi queridísima Mila!
EliminarDesde luego esta niña nació con entrella, con R doble en este caso jajajaja. Es cierto que el lenguaje recuerda a otras épocas, aunque no he querido situarlo cronológicamente en ninguna concreta. La mayoría de los relatos se escriben "solos" y éste tomó su propia forma de expresarse. Prometo que no era mi intención, aunque tampoco me resisití :)
Como San Valentín anda cerca quise darle un final feliz, pero muy generoso hay que ser para no enfadarse con la jovenzuela que te robó el corazón, te hizo creer que siempre estaría contigo y luego se marchó con alguien de su edad. Parece ser que Carlos, que ya viene de vuelta de muchas cosas, está por encima de rencores. Suerte para RRocío.
Me parece preciosa la frase que mencionas, me ha gustado mucho y me ha dado que pensar. Creo que está en lo cierto.
Es lo mejor que podías decirme, que has pasado un rato agradable leyéndome. ¡Un millón de gracias!
¡¡Muchos besitos y feliz comienzo de semana, guapa!!
Una historia muy triste en su final, pero fue bonita mientras duró, como la propia relación de RRocío y Carlos.
ResponderEliminarQué maravilla volver a disfrutar de tu prosa.
Un besito.
Holitas, Noelia, y mil gracias por haber venido :)
EliminarSupongo que las cosas buenas de la vida, sobre todo esas que consideramos excepcionalmente afortunadas, no duran para siempre. Lo inteligente es aprovecharlas mientras las tenemos y quedarnos después con los recuerdos, aunque me temo que hay que tener los años de Carlos para saber hacerlo.
La maravilla es reencontrarme con todos vosotros :))
¡Besitos de lunes, guapa!
Bueno, Julia, veo con satisfacción que tus dotes de escritora no han menguado y que sigues regalándome unos más que gratos momentos de lectura.
ResponderEliminarUna historia esta entrañable que se me antoja escenificada en tiempos pretéritos y con una buena dosis de romanticismo, con un amor reprimido pero apasionado del hombre maduro hacia una mujer mucho más joven, un amor finalmente correspondido y satisfecho en la intimidad, haciéndole rejuvenecer como al pobre Fausto, para acabar siendo burlado por un inocente y joven ladrón de amores y por la ingratitud de su objeto del deseo. Un amor, el de Carlos, que dura más allá de la infidelidad.
Me ha encantado, tanto por la historia en sí como por ese peculiar estilo narrativo del que haces gala.
Un abrazo.
No sabes la satisfacción que me produce tu comentario, Josep. Después de tanto tiempo de no escribir ni una letra es gratificante saber que opinas que no se me han secado todas las neuronas para esto de inventar historias. ¡Muchas gracias!
EliminarTe aseguro que no era mi intención escribir sobre amor, pero estando tan cerca San Valentín y habiendo tantos corazones adonde quiera que mires, supongo que era inevitable. Amor y desamor, las dos caras de una misma moneda. En este caso todo el mundo se toma más o menos bien los designios de Cupido y me quedo pensando que Carlos tiene que ser un buen tipo y que me gustaría conocerle :))
Si has pasado un buen rato leyendo, doy por bien pagado el tiempo que invertí en escribir. ¡Un placer siempre tener tu opinión!
Un abrazo, compañero.
¡Cosas de la vida!
ResponderEliminarLo bueno es que hay veces que conocemos el desenlace antes de que llegue y así es más fácil vivir con plenitud antes que aferrarse a una historia de final incierto. Puede que ese sea el remedio de muchos males, sobre todo el de amores. Porque hay amores imposibles que sólo son bonitos mientras duran.
Me alegro que esta historia se haya desarrollado de la manera en la que la has narrado.
Un besito
Me gusta tu punto de vista, Macarena. No me había planteado que conocer el desenlace de una historia, por más que no sea dulce, nos concede alguna ventaja. Creo que hay que tener la madurez (los años) de Carlos para saber sacarle todo el jugo a un amor como el de RRocío y no amargarse después con el final, pero seguro que es posible.
EliminarLe di a la historia el final que más creíble y menos trágico me pareció. Estoy contenta de que te guste.
¡Un besito y mi gracias por venir!
Hola Julia! Que gran placer volverte a leer.fantástico relato! Gracias.un enorme abrazobuho.
ResponderEliminarAinsssss muchas gracias, Búhos, sois un encanto. Me da mucha alegría veros por mi casa y que os haya gustado la historia.
Eliminar¡Abrazos a montones también para vosotras!
Hola Julia, felicitaciones por una narración tan visual, límpida y muy atractiva en la sensual y fresca descripción de RRocio que cobra vida real a través de tu relato. Por otro lado, me parece muy inteligente el final de la historia en la que Carlos toma consciencia de la realidad y se queda con el grato recuerdo de lo que vivió con la joven. El rencor, en su caso, hubiera sido poco provechoso para él.
ResponderEliminarUn gran abrazo y feliz semana.
Muchas gracias, Miguel. Las cualidades que le atribuyes a mi relato y al personaje me hacen sentir muy satisfecha. Casi todas mis historias empiezan en mi cabeza con un prota al que puedo ver claramente. Después ya pienso qué va a hacer para darle vida al argumento. Seguramente es una técnica pésima para alguien que de verdad entienda de escribir, pero a mi me sirve. A RRocío además de verla casi podía olerla, y huele a colonia de jazmines jajajajjaa.
EliminarEstoy de acuerdo contigo: el rencor es siempre la opción que más energía consume y menos provechosa resulta para nuestra vida. Quizás a veces no seamos capaces de evitarlo, pero "mi" Carlos, que es un buen tipo, sí :))
Otro abrazo enorme para ti y mil gracias por venir.
Hola, Julia. Un relato genial para San Valentín. Como dice Miguel resulta muy visual y me encanta como juegas con el sonido de la erre para darle ritmo y velocidad : "rumbosa", "rojizo", "rizado", "rosada", "revoltosa"... Me ha parecido fantástico.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Lo de la erre se me ocurrió sobre la marcha por algunos calificativos que usé y que describían a la protagonista. Ya puestos me dispuse a cargar las tintas y buscar algunos más. Me alegro de que te haya gustado el recurso :))
EliminarEres muy generosa, ¡un abrazo!
Me ha encantado. Destila optimismo por todas partes. la actitud de Carlos es tan positiva aunque sus planes se tuerzan que reconcilia con el género humano.
ResponderEliminarEso por lo que se refiere al contenido. Por lo que se refiere a la forma, como siempre en tus escritos, dinamismo, redacción ágil y perfecta y vocabulario muy visual y variado.
Lo tiene todo, amiga.
Un beso.
Qué contenta me pone tu comentario, Rosa, ¡un millón de gracias!
EliminarTú que has escrito relatos también lo sabes: tienen vida propia. Éste eligió su propio ritmo y vocabulario; yo solo me esforcé un poco por construir una historia que se le adaptara. Mi marido dice que soy muy trágica para escribir, que todo lo que invento acaba mal, así que esta vez, solo por llevarle la contraria, me esforcé en que fuera optimismo y tuviera un final feliz dentro de lo posible. Me alegro mucho de que te haya gustado.
¡Un besazo de martes!
Julia que gustó leer otro de tus RRelatos, ingenioso como de costumbre y realista como la vida misma, aunque no todos tienen el coraje de aceptar una realidad palpable, y ser agradecidos con lo que saben que no es parte de su botín.
ResponderEliminarDicen que la vida nos da y nos quita, pero en el amor no hay seguridades futuras, si no mas bien, novedades presentes, el juego está servido, unas veces se gana y otras se pierde.
Linda historia Julia, el final me ha parecido acorde con el ritmo de la historia, quedarse en una relación por lástima o agradecimiento, es menos honroso que poner las cartas en su lugar.
Julia cuando el amor llama, lo mejor que podemos hacer es acudir. me ha encantado el ambiente cargado de ingenuidad y belleza almica.
Feliz semana querida.
Ainssss qué cosas tan bonitas dices, Harolina, ¡tu comentario no tiene desperdicio! Me gusta mucho cómo enfocas la historia, las razones que encuentras en la propia condición humana y en lo que la vida nos reserva para que se desarrollara así. Como tantas veces te he dicho, ves más allá en mis letras de lo que yo misma veo :))
EliminarEs muy cierto que en cuestiones de amor no hay "seguridades futuras", no hay más que mirar alrededor para ver cuántas historias acaban mal por una u otra razón, pero entregarse al presente con generosidad y sin reservas, es siempre la mejor opción para aprovechar la vida. Así, pase lo que pase, siempre habremos ganado.
Estoy feliz de que te haya gustado, amiga. Como siempre eres pura generosidad y aprendo a través de tu perspectiva. ¡Gracias!
Un abrazo enorme y feliz tarde de martes.
"Le servía ganas de vivir para desayunar...", ¡qué bonito, Julia! Un relato desenfadado, lleno de hermosísimas descripciones con las que dibujas a una personita de la que nos podemos hacer una idea con solo los adjetivos "joven, ¡y espabilada!" ; y, por otra parte, a un hombre, Carlos, buenazo hasta el final.
ResponderEliminarNo es una historia común y esto me encanta como sabes.
¡Un fuerte abrazo!
Qué bien tenerte aquí de nuevo, querida Chelo, y más trayendo un comentario tan animoso y positivo. Es verdad que la historia no es común porque seguramente en el mundo real habría habido mucho más drama. No somos tan buenos y mesurados como Carlos (quizás tampoco tan inocentes como RRocío).
EliminarMe alegro muchísimo de que te haya gustado y espero que tú también desayunes "ganas de vivir". Estoy segura de que sí :)
¡Un beso gigante de miércoles!
¡Regresas en plena forma, Julia! Una historia muy simpática de la que destaco ese punto de vista optimista, algo muy de agradecer. Cada revés de la vida es encarado por RR y Carlos con la mejor actitud. Ello demuestra que el drama solo existe en la medida que queramos alimentarlo.
ResponderEliminarEl desarrollo también está muy logrado, lo haces ágil y eso que esta es de esas historias en las que se nos cuenta una vida no una situación concreta.
Y para terminar, ese tono narrativo con sabor a folletín clásico, en el que se recupera ese gusto por paladear cada palabra.
¡Una alegría tu vuelta a los escenarios de la blogosfera!
Un abrazo!
Ainssss muchas gracias, David, ¡si lo llego a saber vuelvo antes! jajajaja. Ahora en serio, también para mí es un gustazo volver a estar entre vosotros. Me iba a tomar mi acostumbrado descando veraniego y creo que la cosa se me fue de las manos. En fin, el caso es que ya estoy de vuelta.
EliminarMe alegro mucho de que le hayas encontrado todas esas buenas cualidades que mencionas al relato. La historia iba a ir sobre Carlos, pero al final se metió RRocío por medio y se adueñó del protagonismo, el tono y hasta la ambientación.
Estoy totalmente de acuerdo contigo: "el drama solo existe en la medida en que queramos alimentarlo". Me parece una frase genial y una gran verdad. Actitud, en esta vida todo es cuestión de actitud. Cuanto antes lo aprendamos mejor para nosotros.
Estoy feliz de que no hayas olvidado el camino hasta mi casa, David, ¡gracias por venir!.
Un abrazo y feliz miércoles.
Mientras duró fue más que bueno y Carlos, hombre sensato, intuía que esa relación no iba a ser para siempre y fue generoso aún después de la separación para asegurarle a RR un futuro sin privaciones.
ResponderEliminarRelatado con mucha soltura y con descripciones que nos van dibujando a los personajes y nos meten en la historia. ¡Muy bueno, Julia!
Besos.
Hola, Mirella, ¡mil gracias por venir y por el generoso comentario!
EliminarDicen que la experiencia es un grado y a Carlos, de eso, le sobraba. Seguramente sea esa la razón de que supiera que lo suyo con RRocío ni podía ser para siempre ni podía ser causa de amargura. Ojalá todos pudiéramos ser tan mesurados y sensatos en la vida :)
Me alegro infinito de que te haya gustado. Dicho por alguien que escribe tan bien como tú es todo un cumplido.
¡Un beso enorme!
¡Qué preciosidad de relato!
ResponderEliminarMe ha encantado ese ritmo pausado de las novelas del realismo, que te recrea la escena con todo lujo de detalles en los que se implican los cinco sentidos: " agitaba cascabeles en su garganta con sus frecuentes risas"
El juego de las dos RR del nombre que aparece con tanta fuerza a lo largo del relato sobre todo si se lee en voz alta: "el cuerpo de RRocío era más rollizo que esbelto, pero tan bien torneado y tan garboso, que era pura redención "
La única frase que me ha parecido más floja, tal vez por innecesaria después de todo lo dicho: "Sí, la chica era realmente bonita." Simple opinión, Julia.
En el desenlace final, el relato no sigue los parámetros de la época del realismo y se abre a una nueva realidad que tiene en cuenta el poder de decisión de la mujer. ¡Muy bueno, sí señor!
Besos.
Menudo comentario, María Pilar, ¡todo un lujo! Acepto encantada tu opinión, la de alguien que sabe lo que se dice, respecto a esa frase que remata la descripción de RRocío. De hecho la puse y la quité varias veces porque no terminaba de convencerme. Pretendía enfatizar, pero no pasarme redundando innecesariamente. Al final no elegí bien, así que la eliminaré :)
EliminarRespecto a la comparación con los textos propios del realismo, me falta base para ser consciente de que mi texto se les pudiera parecer. Por eso mismo te agradezco tanto la observación, ¡he aprendido algo nuevo!
Un millón de gracias, compañera, ha sido un instructivo placer tenerte aquí.
¡Un beso!
Qué bien volver a leerte!
ResponderEliminarY con un relato tan peculiar para San Valentín (un santo que me cae gordo por empalagoso, la verdad).
Está claro que cada uno es libre para elegir los motivos a la hora de escoger pareja. El pelmazo de San Valentín nos ha dado una visión distorsionada de lo que realmente se cuece por ahí en cuanto a parejas.
Un beso y feliz jueves.
Paloma no sé si tomarme lo de "peculiar" como algo bueno o malo jajajaja. En todo caso la verdad es que no escribí este relato expresamente para San Valentín, ha sido pura casualidad que lo leas precisamente hoy.
EliminarA mí me parece que las festividades, sean las que sean en el calendario, acaban siendo lo que nosotros hagamos de ellas. Para mí suelen ser excusas para celebrar con los míos, para agredecer lo que tengo, para reflexionar, para expresar. Lo que no debemos permitir es que nos impongan costumbres consumistas o concepciones preconcebidas de las cosas. Será por eso, porque yo todas me las tomo a mi manera, por lo que no hay ninguna que me moleste :))
¡Besitos y gracias por venir, guapa!
Como siempre cupido metiendo sus narices jajajaa...me encanto tu relato...ya tienes una seguidora mas :) feliz dia de la amistad!!
ResponderEliminarTe invito visitar mi espacio
besitos
Ya ves, Jely, a veces sería mejor que Cupido se ocupara de sus propios asuntos jajajaja.
EliminarMuchas gracias por venir a leer y por seguirme, ¡me alegro de que te haya gustado!
Me pasaré por tu casa en breve :))
¡Un besito y buen día!
Ya se sabe que Cupido suele ser ciego,... y algunas veces sordo, jajajaja. Pero, desde luego la chica ni era repelente, ni repulsiva, ni repugnante... estupendo relato!Feliz fin de semana .
ResponderEliminarLas cosas del amor y del enredante de Cupido, Norte: unas veces acierta y otras mete la pata :P
EliminarNo, no, la chica era "requete-bonita" jajajaja.
Me alegro mucho de que te haya gustado, ¡gracias por venir!
Un abrazo y feliz finde.
¡Hola Julia!
ResponderEliminarMe alegra muchísimo volver a leerte. Me ha encantado el relato: ese ritmo lleno de erres, esas descripciones, esa generosidad de Carlos, que supo dejar a un lado el rencor y quedarse con lo bueno...me ha encantado.
Muy muy feliz finde.
Holitas, Marigem, ¡qué alegría verte por aquí! :)
EliminarMe alegro mucho de que te haya gustado el relato. Aunque el final tal vez sea poco probable en la vida real, es agradable poder pensar que los seres humanos también somos capaces de la generosidad más desinteresada. Confieso que a mí también me gusta Carlos :)
¡¡Un beso enooorme y feliz domingo!!
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