Una fiesta Disney
“No seas impaciente. Si no
dejas de mover la cabeza no podré ponerte el lazo. Y no olvides el vestidito de
lunares recién planchado. Es un día especial y quiero que estés perfecta”.
¿Impaciente?, ¡pero qué dice la vieja
loca! Lo que Carlota siente es fastidio por
tener que lucir un peinado que no le favorece nada y un atuendo tan ridículo. Ella
prefiere ir vestida como siempre, como el resto de sus compañeras.
De nada le han valido las quejas.
Esa noche, muy a su pesar, recibe al cliente VIP con una gran sonrisa boba y dice
llamarse Minie.
Julia C. Cambil
Jajaja...Esta Minnie sabe latín.
ResponderEliminarY griego.
Jajaja
¡Besos!
Uff, vaya cara me acaba de quedar, Julia. Pensé que me iba a encontrar con un relato sobre la infancia, pero a las pocas líneas me di cuenta de que na nai. Entiendo a Carlota, vaya asco cumplir las ridículas fantasías del ratoncito Pérez...
ResponderEliminarUn abrazote.
Y yo que pensaba que hablabas de una niña con una rabieta...
ResponderEliminares tremendo que hayas conseguido pasar de una realidad a la otra en tan pocas líneas y tan bien hilvanado.
Me encanta, Julia.
Un besote
Sorprendente la deriva que le has dado, y fascinante. Pocas líneas para una historia impactante. Eso sí, has dejado claro que "el cliente siempre tiene la razón".
ResponderEliminarUn placer leerte, un saludo y feliz tarde!
Increíble lo que has conseguido con cien palabras, Julia. Una historia que comienza con el dulce encanto de la niñez, para después empotrarnos en dos líneas con una realidad que se adivina nauseabunda y repugnante.
ResponderEliminarGenial, Julia.
Un besazo y feliz semana.
¡Qué bueno, Julia! Muy impactante.
ResponderEliminarHay caprichos que tienen que ser concedidos sí o sí.
ResponderEliminarUn relato genial, Julia. No quiero repetir lo comentado por los demás. Genial vuelta de tuerca.
Un beso y Feliz Día del Libro.
¡Ostras! Un punch final directo a la mandíbula; un giro que sobredimensiona el resto del micro. El ABC de lo que significa escribir un microrrelato. Me encantó, Julia. Un abrazo!!
ResponderEliminarUn disfraz poco común para prostituirse ¿No? Pero, en fin, para gustos colores ¡Qué rarita es la gente! Jejejejeje
ResponderEliminarMuchos besos, Julia y Feliz Semana
Julia que picara eres, ya veo que Disney no esta reservado solo para niños, ja, ja.
ResponderEliminarGenial amiga, como de costumbre, tus micros dicen mil cosas en menos de cien palabras.
Suerte
Jajaja. Quizá hubiera preferido ir vestida de conejita Play Boy. Lo que hay que hacer para complacer al cliente. No dejas de sorprendernos y eso es lo mejor, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo, Julia.
Que bueno Julia, vaya giro le has dado a la historia! Lo que parece la historia de una niña muy poco repipi es en realidad otra cosa. Genial relato guapa!! Un besote :))
ResponderEliminarRecién descubro tu nuevo blog, Julia.
ResponderEliminarUn relato brevísimo, que el lector encara con una sonrsa y que se le desdibuja totalmente cuando llega al final que refleja una desoladora realidad.
¡Muy bueno, guapa!
Abrazos.
Genial Julia, una historia inventada con cien palabras que esconde una historia para probablemente 10.000 palabras. Si te cuento una historia, probablemente sea difícil de creer, pero es que me pasó en vivo y en directo. Y es que hace un tiempo, me disponía a entrar a una consulta médica de un prestigiosa oftalmóloga en un edificio céntrico de mi ciudad. Y al llamar al timbre, me abre una señorita disfrazada tipo Disney, pero con muy poquita ropa y me dice: ¡Hola, soy tu Blancanieves! y yo flipando claro. Y le digo, ¿esto no es oculista verdad? A lo cual me respondió, -No, es en la planta de arriba, y si que te hace falta una revisión majo. Así que subí una planta más y me quede sin ver a Blancanieves, ja,ja,ja.
ResponderEliminarUn abrazo Julia, y enhorabuena por tu imaginación.
A mí nunca me ha gustado disfrazarme, pero tener que hacerlo por cuestiones laborales... se me antoja una ironía del destino. Encima de Minnie, me cae gorda esa ratoncita. En Eurodisney la evitaba a todas horas, ¡qué repelente por Dios!
ResponderEliminarGenial, el giro que le das al final. Nadie se imagina quien se está vistiendo de Minnie, creo que todos pensamos en una niña, claro. Además, a qué clase de tarado le pone que una mujer se vista así?
Un besote, guapa.
Seguro que Carlota a pesar de las quejas sabrá jugar muy bien su papel como Minie jajaja. Tus micros son intensos, Julia, con pocas palabras te bastan para dar a entender toda una historia. Sabes muy bien condensar y al mismo tiempo hacerme disfrutar e imaginar...
ResponderEliminarEncantada con este ameno ratito en tu compañía que siento cerca.
¡Un beso de los que dan cariño!
Minnie eh? Que sexy!!! No lo esperaba. :)
ResponderEliminarMuy bueno!!!
Abrazo!
¡Pero cómo puedes tener tanta imaginación, querida Julia! Me ha parecido buenísimo el relato, tanto como la imagen de cabecera.
ResponderEliminarSe te dan muy bien los micros porque tirando del hilo de una cortísima frase has creado una historia y encima con gracia.
Un beso muy fuerte.
Tú sí que sabes escribir
ResponderEliminarSaludos desde
Miami
¡Aguaaaaaaa! Julia C.
ResponderEliminarLo breve si es bueno, pues entonces es dos veces bueno. Me encantó. Así tan pequeñito él, lo mismo que la Minie, vaya.
Un abrazo.
Bonita entrada guapa :)
ResponderEliminarTe he dejado un premio en mi blog como agradecimiento con tu trabajo en el blog... :)
https://mundojely.blogspot.pe/2018/04/premio-blogger-recognition.html
Besitos
Hola Julia!,... me ha encantado tu micro! Es como un buen café,... corto e intenso. Feliz puente!
ResponderEliminarHola Julia, es uno de los micros más sorprendentes que he leído en mucho tiempo. ¡Me ha encantado! Bravo, escritora.
ResponderEliminarDesde luego no te deja indiferente Julia, empiezas con una sonrisa que muda en sorpresa, genial. Nada es lo que parece, vaya con los jueguecitos laborales.
ResponderEliminarBesos
Buf!!! Puestos a pensar en Disney, elegir a Minnie es algo rarito...
ResponderEliminarMe hiciste sonreir!
Un abrazo.