Crónicas desde el encierro (II)



CRÓNICAS DESDE EL ENCIERRO – HOMENAJE



Mar caminaba a paso ligero, mirando al suelo, contando sus pasos en el silencio de la ciudad. Contaba por distraerse, por evadirse del entorno y no pensar. En otro tiempo, que ahora parecía muy lejano pero que apenas había corrido en el calendario, las calles del centro eran un auténtico hervidero a esas horas. Y ella, triste y preocupada, sola de un modo que no había experimentado nunca antes, deseó con todo su ser volver a confundirse en el bullicio de almas que tan bien conocía. Vano deseo.

Salía de trabajar, de pelear otro día difícil. Sus compañeras y ella habían tardado muy poco en decidir qué hacer durante el estado de alarma: mantendrían la gestoría abierta para poder asesorar a sus clientes, pequeños y medianos empresarios, trabajadores perdidos en una tormenta de promesas inciertas y burocracia. No era momento de dejarlos en la estacada ni de añadirles angustias, aunque fuera a costa de su propia seguridad y la lógica reticencia de sus familias. 

Por supuesto el trato cordial y cercano que solían ofrecer se había transformado en normas, distancia, sonrisas cansadas y friegas continuas de solución desinfectante; pero menos era nada. Allí seguían, al pie del cañón, y saber que eran útiles y que ayudaban al prójimo era compensación suficiente.

Mar caminaba a paso ligero, mirando al suelo, contando sus pasos en el silencio de la ciudad. Ese día no había querido tomar el autobús para evitar riesgos y, sin darse cuenta, la oscuridad comenzó a tocar la ciudad con su barita envenenada. No había promesa de primavera capaz de consolarla del miedo repentino que la invadió, de su mucha pesadumbre y, a la altura de la Plaza de la Universidad, algunas lágrimas traidoras tomaron por asalto sus mejillas. “Qué vergüenza”, pensó, pero ¿quién iba a verla llorar? Y si alguien la viera, ¿quién iba a acercarse para preguntarle? 

Sin darse cuenta dejó de contar y encaminó presurosa sus pasos hacia la Iglesia de San justo y Pastor. Las puertas del hermoso edificio permanecían abiertas como brazos en acogida y una niebla sutil de música sacra se abría paso entre los bancos vacíos. No rezó, no en aquella ocasión, tan solo respiró hondo para desentumecer sus cuerdas vocales y sacó el móvil del bolso. La voz de su marido, con el trajín de los niños preparándose para cenar de fondo, era todo lo que necesitaba en esos momentos.  

Hay veces en que solo la cotidianidad invisible de la vida y el amor que sentimos por los nuestros, pueden darnos las fuerzas necesarias para continuar camino…

Julia C. Cambil

Dedicado a mi querida prima y a todos los seres humanos,  fuertes y frágiles a un tiempo, que son como ella.

Comentarios

  1. Estar rodeada de nuestros seres queridos en este momento no tiene precio. Pienso en quien debe luchar esta lucha en solitario y se me parte el corazón. Creo que ahora mismo todos podemos sentirnos identificados con Mar.
    Un abrazo, Julia, y ánimo.

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    1. Yo también lo creo, Sofía. Pasar una enfermedad de consecuencias tan imprevisibles como ésta y hacerlo solo, debe ser aterrador. Y la incertidumbre de los que están más expuestos por sus trabajos, tampoco se queda atrás. Es momento de buscar refugio en el cariño de los nuestros :))

      Un abrazo y ánimos también para ti. Saldremos de ésta, seguro!

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  2. Una crónica muy realista y propia de estos tiempos tan difíciles.
    Las decisiones que tomamos en la vida, una vez tomadas, hay que afrontarlas con determinación y responsabilidad, aunque esto suponga sacrificar tiempo con la familia, cuyo amor por ella, es capaz de sacar las fuerzas necesarias para continuar.

    Como Mar, son muchos los que han decidido mantenerse prestando servicios en sus áreas de trabajo, en lugar de quedarse a salvo en casa, igual, con esto no hay lugar seguro, todos estamos expuestos, aunque creamos que no.
    Nada más poderoso que el pensamiento para hacerle frente. Hay que afrontar lo que venga con valentía y una alta dosis de fe y positivismo ante la adversidad de ser tocados por este depredador silencioso.

    Cuidate mucho amiga, esto terminará pronto, pero nos cambiará la manera de pensar ,actuar, y vivir, si no ocurre así, no valdrá la pena haberlo vivido.

    Te dejo un fortísimo abrazo.

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    1. Es una crónica realista, mi querida Harolina, porque son hechos reales. Aunque igualmente podría haber sido ficción; como dices estos días en que las emociones están a flor de piel y todos tenemos complicaciones, deben darse miles de situaciones parecidas.

      Y a estas personas que siguen trabajando a pesar de lo que tenemos encima, hay que concederles todo el mérito que tienen porque no todo el mundo actúa igual. El otro día me contaba mi hermana que está costando encontrar sanitarios de su categoría (puede que también de las demás pero éste es el caso que ella conoce) porque los trabajadores rechazan los contratos. Es comprensible, tienen miedo, muchos de ellos quizás con niños o mayores a su cargo, pero ahí están también los que tiran hacia delante con todo. Qué difícil es todo...

      Gracias por ese abrazo que siento tan cercano, por los ánimos, por la compañía en este sitio virtual y por ser siempre tú. También yo te envío un "achuchón" muy cariñoso :))

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  3. Llevo quince días sin salir de casa para nada. la basura la baja mi marido y la única salida al súper la ha hecho él también. estoy a gusto y no me quejo para nada porque además me daría vergüenza quejarme con la cantidad de gente que tiene que seguir trabajando en las condiciones más adversas, con un volumen de trabajo duplicado y en unas condiciones penosas e incluso peligrosas y hablo de sanitarios sobre todo,pero también fuerzas de seguridad, ejército, bomberos, empleados de supermercados, transportistas...
    Vamos que entiendo perfectamente a tu personaje y creo que hasta yo, que no soy sospechosa rezar, sería capaz de meterme en una iglesia y disfrutar del silencio y la paz que allí se respira.
    Un beso.

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    1. Me alegro de que respetes tan a rajatabla el confinamiento y de que no lo lleves mal, Rosa. La concienciación hace mucho, desde luego, y te prometo que no entiendo a los que se lo toman a chunga y andan intentando esquivarlo. Yo salgo exclusivamente a hacer mi compra y la de mi madre y cuando tengo que ir a pasar la noche con ella porque a mi hermana le toque turno de noche en el hospital, nada más. Eso sí, confieso que con frecuencia salgo al balcón a mirar la calle con ojitos de deseo jajajaja.

      A mí también me gusta mucho el ambiente de las iglesias. Parecen paréntesis del mundanal ruido y si están solitarias, mucho más. A veces incluso enciendo velas por contribuir en algo :)

      Un beso enooorme para ti y un aplauso para los que trabajan en estos tiempos.

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  4. Hola.
    Ainnnns qué duro es ir a trabajar en ciertas situaciones. Y si, en los momentos duros la cotidianidad es lo más importante.
    Feliz semana.

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    1. Holitas, Gemma :)

      Tú que aprecias tanto los momentos en familia y hacer actividades juntos, estrechando lazos y haciendo crecer el cariño, sé que lo entiendes muy bien. Yo hay días que tengo verdadero miedo, y no hay nada que me ayude más que un largo y cálido abrazo de mi marido o un ratito de charla con mi madre o mis hermanas por teléfono :))

      Igualmente, guapa, ¡muy feliz semana!

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  5. Qué bonito.
    Me he sentido muy identificada con un momento que describes al principio del texto, a veces me sorprendo a mi misma pensando en "la normalidad" como algo muy lejano en el tiempo aunque no haya pasado ni un mes...hay que ver cómo se adapta a todo la mente,no sé si me consuela o me aterra.
    Un abrazo.

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    1. Holitas, Noelia

      Nos adaptamos para evitar sufrimiento, creo yo. Adoptamos como naturales formas de vivir y costumbres que en otro tiempo nos habrían parecido disparatadas, pero es que si no, nos volveríamos locos.

      Qué chulo va a ser cuando podamos volver a pasear solo por gusto, a tomarnos una cervecita en una terraza, a bajar al súper solo a por pipas para ver una peli, a tomar el solecito en cualquier parque... Y todo eso llegará pronto, ya verás :))

      ¡¡Un beso enorme y muchos ánimos, guapa!!

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  6. Querida Julia,
    Estoy aprovechando estos días para trabajar, casi más que cuando estoy en la oficina. Al menos, estoy en casa a salvo del virus que me da tanto miedo por mi alergia, que me produce rinitis y problemas respiratorios. Además, lo típico, hago ejercicio y estoy empleando el resto del tiempo en ordenar lo que hacía años se hacinaba sin sentido en casa. El problema es que, por momentos, lo hago compulsivamente y he sido incapaz de trazarme una rutina porque, como suele ser habitual en mí, creo que debo ser una persona más ocupada de lo que debiera. Así que se me pasan los días casi con el mismo ritmo que si no existiera confinamiento. Es más, a ratos, me meto prisa a mí misma para aprovechar un tiempo que luego necesitaré cuando nos incorporemos a nuestras rutinas. Es como si deseara hacerlo todo para poder descansar ¡Que tontería! ¿No?
    Lo que sí me he propuesto ha sido plantearme este tiempo como un espacio de silencio en el que reflexionar: reflexionar acerca de que no hay tantas cosas tan importantes en la vida que merezcan un disgusto, un enfado, o una noche en vela; que son pocas las cosas que realmente nos hacen felices y muy pocas las personas las que nos acogen en sus corazones y nos dan paz; que nos pasamos demasiado tiempo en nuestra vida esperando un rayo de luz que luego nos desilusiona. Y llegada a esta conclusión, sólo me quedará ponerla en práctica. Para eso es para lo que me estoy entrenando.
    Así que entiendo bien a Mar. A veces, sólo nuestra gente y las pequeñas cosas estarán y nos harán felices. Por ello, hay que dar siempre Gracias a Dios.
    Mucho ánimo, Julia. Besotes

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    1. Hola, querida Macarena :)

      Yo diría que estás aprovechando el confinamiento mejor que bien, en todos los sentidos. Y además no lo estás pasando angustiada por no poder salir, así que no se puede pedir más.

      No creo que sea una tontería que te metas prisa, cada cual hace lo que el cuerpo le pide y cree que le va a sentar mejor. Quizás sea para ti una forma de evadirte de la realidad, aunque ni siquiera seas consciente. Yo también soy de hacer cosas sin mucha planificación. Hay días que acabo muerta de la paliza que me he metido y otras que vagueo por la casa y hago lo menos que puedo.

      Pero donde creo que realmente tu "trabajo" está siendo excepcional es en el ámbito de la reflexión, que no es menos importante. Si realmente eres capaz de deshacerte de tantas inutilidades emocionales como nos echamos a la espalda, creo que vas a salir de esta crisis renovada y mucho más feliz. Deseo de corazón que así sea :)

      Brindo por las pequeñas cosas y las grandes personas de nuestra vida que nos dan la fuerza necesaria para seguir siempre adelante. Y sí, hay que dar muchas gracias, es un ejercicio de humildad y de positivismo.

      ¡Un besazo y mil gracias por venir!

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  7. Mientras leía tu relato tenía la sensación de ir de la ficción a la realidad, tan fácil y rápido como ese lento caer del calendario. Me daba cuenta de que las gentes, nunca sabemos que nos depara el mañana ni siquiera el minuto siguiente, así lo vi a través de la mirada de Mar. Una luchadora más de estos caóticos momentos históricos, en los que ha decidido seguir en pie de guerra ayudando a los demás, pese a las lágrimas, y tal vez a la impotencia de no poder hacer más.

    Una hermosa reflexión en esta sección de crónicas la que nos regalas, querida Julia, pues se acerca a estos momentos y a toda esa gente que lo está dando todo de sí misma. Mar, tendrá su regalo de vida, pues esto pasará y para muchos supondrá un gran y positivo cambio en sus realidades, de muchas maneras. Si no es así, creo que la Madre Tierra nos volverá a enviar a otro pequeño, más grande y poderoso.

    Gracias, por acercarnos un poco más a toda esa gente maravillosa a través de tu mano. ¡Un fortísimo abrazo, amiga linda!

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    1. Qué alegría me da siempre comprobar que has pasado por esta casa, querida Mila :)

      No suelo escribir reflexiones, tú lo sabes, pero en estos tiempos creo que todos estamos más perceptivos ante las cosas que vemos u oímos y a mí esta historia me impresionó, me hizo plantearme cosas. Sinceramente, no creo que yo hubiera sido tan generosa y tan valiente como mi prima. Ella adora a su familia, a sus hijos y a su marido, así que tuvo que ser una decisión dificilísima si se planteaba, como me consta que lo hizo, que pudiera estar equivocándose y poniéndolos en peligro de alguna forma.

      En estos días comprobamos que hay mucha gente de a pie que son verdaderos héroes y yo creo que sus "proezas" merecen salir a la luz, por eso escribí este post. ¡Me alegro de que te haya gustado! Por cierto, espero que sepamos conformar a la Madre Tierra para que no sean necesarios más avisos...

      Un beso enooorme de buenas noches, linda.

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  8. Hola de nuevo, preciosa. Algo que no dejé escrito, y que sé, tú bien sabes de eso; El amor de los seres queridos son los que dan las fuerzas necesarias para salir adelante, en cualquier situación adversa.
    Otro abrazo, y feliz semana.

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  9. Una bella historia que la cotidianidad np le resto un ápice de ternura y comprensión. Al narrarlo al estilo "relato de ficción" la has dotado de un halo todavía más hermoso, si cabe.
    Has descrito la angustia y la entrega de muchas personas que no pueden o no quieren confinarse para seguir sirviendo al público que las necesita, auque ello represente poner en riesgo su salud e incluso su vida.
    Un abrazo pata tí y para todas ellas.

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    1. Muchas gracias por tu generosidad, Josep; me alegro mucho de que el relato te haya resultado hermoso :)
      Los hechos que describo son tan reales como yo haya podido conocer sin vivirlos, pero supongo que es imposible transcribirlos sin "adornarlos". Y sí, la cotidianidad a veces es conmovedora y el único asidero al que sujetarnos en momentos difíciles.

      Un abrazo grande.

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  10. Un relato que es un testimonio sobre cómo encarar esta situación. En efecto, a veces la cara que se muestra al público no es la que nosotros vemos en nuestro espejo interior y es necesario un momento para soltarnos. Un abrazo, Julia!!

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    1. Los seres humanos somos muy complejos y en situaciones como las que estamos viviendo, descubrimos continuamente cosas sobre nosotros mismos. Una faceta sería esa que tan bien has descrito con tu metáfora, David. Mi prima es una persona sensible, impresionable, esencialmente buena. Supongo que no habría podido tomar otra decisión por más miedo que pasara y eso no deja de maravillarme...

      ¡Un abrazo también para ti y gracias por venir!

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  11. ¡Hola hola! Acabo de descubrir tu blog (llegué de tu blog anterior) y a partir de hoy tienes una seguidora nueva :)
    Te invito a pasarte por mi blog y a seguirte si te gusta mi contenido. 🥰
    me encantó tu relato, muchas gracias por compartirlo.
    Espero verte por mi blog, un beso grande!!!

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    1. Hola! Gracias por visitarme, veo que has recorrido un camino largo para llegar aquí :)

      Me alegro de que te haya gustado el texto y cuenta con mi visita en breve. Estaré encantada de "curiosear" por tus letras.

      ¡Un beso también para ti!

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  12. Me ha dado que pensar lo que dices, Julio. Es cierto que hay soledades que siempre han estado ahí pero que no hemos sabido/podido percibir. Quizás hace falta una sacudida como la que estamos viviendo para reaccionar, poder apreciarlas y, tal vez, enmedarlas si es nuestro deseo. Sería un ejercicio de maduración por las malas...

    Sí, ánimo para todos, ¡saldremos de ésta! :)

    Un abrazo libre de virus.

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  13. Un hermoso relato, fiel reflejo de la lamentable realidad por la que atravesamos, Julia. Una narración auténtica y conmovedora, el miedo y la necesidad de escuchar la voz de los seres queridos apaciguando ese miedo en estos momentos tan difíciles es lo que realmente da fuerza y conforta el alma para continuar con la situación y más cuando, como Mar , las persona no pueden dejar de ir a trabajar exponiéndose todavía más al contagio.
    Me ha encantado querida amiga.
    Te dejo un abrazo inmenso con todo mi cariño. Cuídate mucho, amiga.

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    1. Hola, querida Marina :)

      Esta historia me impactó mucho al conocerla y no pude resistirme a la tentación de reflejarla por escrito. Hay pesonas que son tan modestas y discretas que nunca dan importancia a lo que hacen, como si fueran corrientes. En realidad son excepcionales y es mi intención hacerles un pequeño homenaje con este texto. Mar existe y es tímida, sensible, una madre muy vocacional, una trabajadora incansable que se preocupa por el prójimo más allá de que sean sus clientes. Hacer lo que debes cuando tienes tanto miedo debe ser una experiencia muy dura...

      Me alegro mucho de que te haya gustado, ¡un millón de gracias!

      Besos y abrazos cálidos en la distancia también para ti. Igualmente, ¡cuídate mucho!

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  14. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  15. Hola Julia, vine por acá para ver que si habías escrito algo nuevo y al darme cuenta que no, decidí volver a leer los comentarios pero no veo el mío ... estoy creyendo que luego de escribirlo no le dí click al botón de publicar. Pero al leerlo, yo creo, que ese rincón en el que podamos descansar de la paranoia colectiva, el ritmo acelerado de la sociedad y la conexión que necesitamos con algo mayor que nos permita renovar esperanzas, bien puede ser la fé y la espiritualidad. Creo que sin ello, yo misma no tendría fuerzas para ser la mejor persona posible para mi familia.

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    1. A todos nos ha pasado alguna vez, Fany. Son simples despistes aunque bien es verdad que fastidian porque nos hacen repetir el comentario y ya no nos sale igual. Te agradezco que lo hayas reescrito :)

      Lo espiritual siempre ha ocupado un lugar importante en los peores momentos de la vida de una persona. Cada uno lo llama y lo vive de un modo, pero siempre consiste en trascender, en dar sentido a nuestro sufrimiento y nuestro sacrificio. Sin eso, como tú dices, es muy difícil mantenerse a flote. Ojalá que esa espiritualidad nos ayude, porque falta nos hace en momentos de tanto desasosiego.

      ¡Un abrazo y muchos ánimos!

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  16. Millones de historias transcurren a cada momento y ahora más que nunca estas historias personales se convierten en situaciones tristemente cotidianas que encierran un enorme valor de superación. Enormemente emotivo Julia.
    Cuidaros!

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    1. Todo esto pasará, Norte, pero creo que es importante aprender de lo que estamos viviendo. Esas pequeñas historias a las que haces mención pueden ser simples anéctodas o pequeñas lecciones de entrega, responsabilidad y generosidad. Yo me propongo dejar constancia de algunas de ellas, al menos de las que me toquen más de cerca :)) Me alegro de haber conseguido transmitirte esa emotividad que yo sentí al escribirlo.

      Lo haremos, muchas gracias. ¡También tú!

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  17. Un texto precioso, que debería hacernos pensar.
    Un fuerte abrazo y cuídate mucho.

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    1. Gracias Rocío, me alegro de que te haya gustado :)
      Un abrazo también para ti y ánimo

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  20. Nos es tan cercano y real que lo vivimos en la piel de la protagonista. Qué relajante ese edificio con las puertas abiertas como brazos de acogida. Me ha parecido un remanso para hacer un parón en el camino y poder respirar. Duro, mucho.
    Un abrazo, Julia.

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